En 2012, Benjamín Vicuña y Pampita Ardohain vivieron el peor día de su vida con el fallecimiento de su hija mayor, Blanca Vicuña, quien tuvo que ser internada de urgencia luego de un viaje a México por haber contraído una extraña bacteria.
Hoy, Blanquita tendría quince años y su papá, el actor chileno, aprendió a abrir su corazón para poder hablar por primeras veces de cómo atravesar el dolor y como conectar la paternidad desde lo más profundo de su ser.
Comprometido con los padres que pasaron por algo similar, Vicuña respondió con sinceridad y el corazón abierto ante Ciudad.com, pero pidió no ser un referente de nada, ya que cada uno intenta sobrellevarlo de una forma muy personal.
Por respeto a esas miles de personas que tienen que atravesar ese camino tan difícil y solitario como es el duelo y la pérdida de un hijo, te respondo que la puesta a punta sea el amor, la amistad, la solidaridad.
Con mucho respeto hacia la memoria de Blanca, Vicuña recordó que hay mucha gente que se acerca a él o le escriben por redes sociales contando sus historias y buscando una palabra de aliento, pero que no siempre puede responder al dolor de los demás.
“Hay gente que me escribe por las redes sociales y siente la misma ansiedad y angustia que yo viví en algún momento, pensando si de esto se puede salir. Si se puede volver a encontrar la felicidad.
Si esa llama, ese dolor infinito, en algún momento se apacigua”, explicó el actor.
“Pero insisto, no quiero ser referente ni ejemplo de nada porque sería demasiado pretencioso, pero en mi caso creo que el gran motor fueron mis hijos”, cerró Vicuña, intentando no entrar en detalles sobre su vida personal.
