el presidente alberto fernandez


Un día después de que Alberto Fernández asumiera la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y Caribe (CELAC), en el Gobierno imperaba un fuerte enojo con la prensa argentina porque en medio de la cumbre se filtró que el gobierno argentino enviaba una delegación a Nicaragua, para participar de la ceremonia de reasunción de Daniel Ortega en la presidencia.

Ocurre que Ortega ganó las elecciones después de meter presos a unos 40 dirigentes opositores, empresarios y periodistas y fue condenado por buena parte del mundo por romper el orden democrático y violar los derechos humanos. Menos por Argentina, Venezuela y Cuba, además de la Celac bajo la presidencia del mexicano Andrés Manuel López Obrador.

Pero la prensa solo se remitió a transcribir las propias palabras del embajador argentino en Managua. Sin embargo, este sábado salieron a desdecirlo al firmar que el diplomático  habrá  «confundido» o querido «decir otra cosa».

El embajador Daniel Capitanich contó en extensas declaraciones al diario La Prensa, de Nicaragua, y que fueron reproducidas por los medios en ese país, que el Gobierno argentino estaba enviando una «delegación» oficial a la reasunción de Daniel Ortega, que será este lunes 10 de enero.

El único representante argentino que va «es él«, dijeron cerca del canciller Santiago Cafiero, este sábado.

Capitanich había dicho lo siguiente a La Prensa. «En estos momentos ya otros representantes de Argentina. En realidad la Argentina tiene una coalición de gobierno digamos, aparte del Partido Justicialista, entonces hay unos representantes también de algunos espacios políticos que conforman el Frente de Todos que ya están en Managua, pero aparte estamos esperando representaciones del gobierno «.

Hermano de Jorge Capitanich, el gobernador de Chaco, Mateo Daniel es embajador de origen político, no esun  diplomático de carrera, fue intendente de una localidad en su provincia y quiso ir a Managua por su admiración al sandinismo. Su sinceridad, o su falta de experiencia sorprendieron el viernes al Gobierno.

Ocurre que ese día los cancilleres de toda Latinoamérica y Caribe estaban reunidos en el Palacio San Martín, donde Cafiero y después Fernández recibieron la presidencia pro témpore de la Celac, mecanismo de debate y cooperación que alberga a Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyos regímenes hoy generan crítica y rechazo por la falta de democracia y la persecución de los opositores.

De hecho, Argentina recibió la presidencia tras una serie de concesiones a Ortega, que se alzó en noviembre pasado con otro período de gobierno junto a su esposa Rosario Murillo, nombrada por él «copresidente» de los nicaragüenses. Ganaron con el 75% de los votos, con todas las instituciones de Nicaragua bajo su control, y con casi 40 opositores detenidos, entre ellos los que podrían haberle arrebatado la presidencia.

De hecho, tal como publica Clarín, Cristiana Chamorro, quien era la candidata a presidente favorita en Nicaragua cumplió este sábado 220 días bajo arresto domiciliario.

En su momento, cuando Felipe Solá era canciller, Argentina protestó por los presos políticos y le reclamó respeto a la democracia a Ortega, que tomó de punto al ex ministro. Solá llamó a Capitanich a consultas a Buenos Aires y México hizo lo mismo.

Entonces, Ortega se ocupó de vetar la presidencia argentina en la cumbre de presidentes de la Celac que hizo México en septiembre. Solá fue desplazado por Cafiero. Capitanich fue restituido a su puesto en Managua al igual que el Mexicano en el suyo. Argentina volvió a abstenerse de condenar al régimen nicaragüense en la OEA. El viernes, el canciller nicaragüense, Denis Moncada, permitió que hubiera consenso regional y Argentina fue ungida al frente de este organismo.

Las palabras de Capitanich diciendo que la Casa Rosada enviaba una delegación arrojaban leña al fuego con otro de los asuntos delicados que tiene que manejar Fernández al frente de una Celac muy dividida. Cuba, Venezuela y Nicaragua apuntan contra Washington por las presiones que ejercen en su contra. Ello mientras que el Gobierno necesita apoyo de la administración de Joe Biden en sus negociaciones por la deuda externa con el Fondo Monetario.

Ni Estados Unidos ni Canadá participan de este espacio, que tienen sus propias diferencias. Para el caso, la vicecanciller de Colombia las planteó el viernes, cuando denunció las violaciones a los derechos humanos en los tres, Venezuela, Cuba y Nicaragua y llamó a «no enterrar» la OEA.

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