El engaño, la clandestinidad, las pruebas irrefutables de una infidelidad y todo el rebote mediático no pasa desapercibido, deja huella indefectiblemente. Más allá de las máscaras, de las intenciones de seguir como si nada, con una sonrisa, la traición de Mauro Icardi a Wanda Nara late en el interior de ese matrimonio.
La influencer procura todos los días gritarle al mundo que es feliz, que ama a su marido más que a nada en el planeta. Se empecina por exhibir situaciones familiares, por postear fotos rodeada de lujos, de excentricidades. Pero algo se cuece en las entrañas.
Al menos eso consideró Rodrigo Lussich, que ejecutó una investigación sobre lo que realmente sucede en París, en esa casa en la que conviven el infiel y Wanda, la víctima. Una presunción que sobrevolaba en la atmósfera, esa exculpación exprés, en tiempo récord siempre levantó sospechas.
Lo cierto es que el conductor de Intrusos sorprendió a todos con una revelación rimbombante de la salud endeble de la pareja de Nara e Icardi: “La venganza de Wanda contra Mauro ya empezó. Mientras se muestran en París románticos, crecen cada vez más las versiones que dicen que esa relación está terminada”.
Hasta que Rodrigo utilizó las palabras más fuertes, una definición muy picante y que traerá secuelas, dado que aseveró: “Ese matrimonio está roto para siempre”. Una concepción muy tajante, pero que si el comunicador se animó a lanzarlo al aire debe sustentarse en información.
Y para terminar de ratificar el panorama opuesto a una armonía entre el futbolista y la influencer, Rodrigo volvió a exclamar: “La información es que Wanda y Mauro están terminados como pareja, podrán tardar más o menos en blanquear eso”.
