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Cartas de lectores: Oportunismo dañino

4 meses ago
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Desde que se retiraron los tranvías, hemos asistido a los avatares a los que estuvo expuesto el servicio de transporte público de pasajeros de nuestra provincia. Me refiero a la opción entre estatizar o privatizar los servicios de transporte, según hayan sido las  conveniencias momentáneas de cada uno de los gobiernos que se sucedieron. Es obvio que se estatiza demagógicamente para aumentar la planta permanente de empleados del Estado, pero llega un momento en que esta empleomanía inevitablemente se pone insostenible por los costos. Lo cual obliga al  nuevo Gobierno a que trate de privatizar, con el objeto de que los nuevos concesionarios carguen con el costo de la explotación. Hoy en día este juego amenaza con continuar, a juzgar por el planteo oportunista del actual Gobierno provincial para estatizar los servicios de ómnibus, haciendo caso omiso del elevado costo que ocasionaría. A nivel nacional, debemos recordar lo que pasó con la nacionalización de los ferrocarriles y luego con su parcial eliminación. También cabe recordar lo que ocurrió con Agua y Energía. Esta fue privatizada debido a la corrupción que padecía, pero en lugar de poner una administración adecuada, se optó por privatizar, partiendo en tres la distribución de la energía en el país. Es así que hoy existen tres empresas en la distribución de energía eléctrica, cada una con su lógica estructura de Gerentes, secretarias y empleados. Obviamente cada una de estas empresas debe fijar sus objetivos de lucro que desde luego se reflejan en las facturas del consumidor.

Humberto Hugo D’Andrea

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Desde que se retiraron los tranvías, hemos asistido a los avatares a los que estuvo expuesto el servicio de transporte público de pasajeros de nuestra provincia. Me refiero a la opción entre estatizar o privatizar los servicios de transporte, según hayan sido las  conveniencias momentáneas de cada uno de los gobiernos que se sucedieron. Es obvio que se estatiza demagógicamente para aumentar la planta permanente de empleados del Estado, pero llega un momento en que esta empleomanía inevitablemente se pone insostenible por los costos. Lo cual obliga al  nuevo Gobierno a que trate de privatizar, con el objeto de que los nuevos concesionarios carguen con el costo de la explotación. Hoy en día este juego amenaza con continuar, a juzgar por el planteo oportunista del actual Gobierno provincial para estatizar los servicios de ómnibus, haciendo caso omiso del elevado costo que ocasionaría. A nivel nacional, debemos recordar lo que pasó con la nacionalización de los ferrocarriles y luego con su parcial eliminación. También cabe recordar lo que ocurrió con Agua y Energía. Esta fue privatizada debido a la corrupción que padecía, pero en lugar de poner una administración adecuada, se optó por privatizar, partiendo en tres la distribución de la energía en el país. Es así que hoy existen tres empresas en la distribución de energía eléctrica, cada una con su lógica estructura de Gerentes, secretarias y empleados. Obviamente cada una de estas empresas debe fijar sus objetivos de lucro que desde luego se reflejan en las facturas del consumidor.

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