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Home Sociedad

Apuntes sobre “Lo incomible”, de Marcos Apolo Benítez

4 meses ago
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Compras navideñas: cómo funcionará el Mercado Dorrego
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Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

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“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

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Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

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“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

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Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

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Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

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La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

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Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Por Daniel Medina

Hará unos 30 años, uno de los programas más visto de la televisión argentina era “Los Benvenutto”. Cada episodio terminaba igual: todos reunidos, alrededor de la mesa para comer; Guillermo Francella encabezaba el brindis y tiraba la frase-slogan de  la serie: “Al final, lo primero es la familia”!

La evocación no es gratuita: la relación de mesa y familia es troncal en “Lo incomible”, la nueva novela de Marcos Apolo Benítez (Chaco, 1983). Pero acá no hay chistes fáciles ni finales felices.

“Como un espantapájaros que, plantado al horizonte, defiende inútilmente la siembra, burlado y cagado una y otra vez por las urracas, los loros y los cuervos, mi padre siempre procuró con insistencia defender la mesa familiar. Según él, el mundo y la familia se iban a la mierda y la unión corría peligro; la época amenazaba con destruir la mesa, símbolo de alianza entre los padres y los hijos, y era su deber preservarla de la ruina.”

Así arranca el libro, que el autor ha definido como “un cuento de hadas macabro que trata de la angurria de ciertos objetos especiales”.

En esta familia, la televisión no es una distracción, sino un elemento fundamental: 

“Comíamos con el corazón en la boca, pero gracias a Dios el televisor estaba siempre encendido. A diferencia de lo que él creía, la tele fue nuestra salvación; también lo fue para tantas familias donde se hacía urgente desviar la atención caníbal. La tele llegó para evitar que los miembros de la familia se tragaran entre sí”.

La historia ahonda en la relación de los integrantes de esa familia, a través de la hija-narradora. Como en toda mesa no puede faltar la comida, otro de los ejes del libro tiene que ver con la gordura, con cuerpos estragados, conductas animalizadas, y una voracidad con duras consecuencias.

El grotesco y lo desmesurado conviven con la sutileza y precisión quirúrgica con la que el autor selecciona cada palabra.

Son 60 páginas. El libro se puede leer de un tirón o se puede ir dosificando para tratar de soportar la maestría con la que Marcos Apolo Benítez nos sumerge en el asco y el odio.

Tags: actualidadARGENTINAdiariola gacetanewsnewspaperperiodicoTucumánultimo momento

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