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Home Sociedad

Un viaje al origen de la vida

4 meses ago
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Compras navideñas: cómo funcionará el Mercado Dorrego
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“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

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A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

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“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

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Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

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EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

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Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

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A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

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Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

“Salta, tan linda que enamora”, dice el eslogan. Y tiene razón. Pero como con todo enamoramiento, nuestro conocimiento de esa provincia es fragmentario. Por eso queremos contarte de “otra” Salta. Para ello vamos a tomar como cabecera un pueblo que, a pesar de su nombre, es pequeño (ronda los 240 habitantes): Tolar Grande. Y si sos de los que aman las aventuras y los paisajes increíbles (y esto no será todo), lo más probable es que, a pesar de algún obstáculo (distancia y altitud, no vamos a disimularlo) confirmes el enamoramiento.

Tolar Grande está en la puna salteña. Desde Tucumán te conviene llegar al Valle Calchaquí (por la 307), tomar hacia Santa María y por la 40 seguir a Hualfín. Allí empalmar con la 43 y hacia Antofagasta de la Sierra (allí podes parar y descansar). El recorrido total son 746 kilómetros, y -se calcula- se hacen en unas 16 horas.

Tolar Grande es un buen lugar para hacer base, porque ofrece alternativas su alrededor los tesoros son muchísimos. Pero antes de describirlos (como quien te presenta a alguien para que te enamores), te damos datos necesarios.

“El pueblo abrió sus puertas al turismo en 1999, después de que se descubrieron tres niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, que era una montaña Sagrada”, cuenta a LA GACETA el director de Turismo, Hugo Peyret.

Y desde entonces ha ido desarrollando su infraestructura, con una particularidad: un proyecto de turismo mediante el cual la comunidad se hace responsable y beneficiaria directa de la actividad turística. En la práctica, implica que los servicios de guía, alojamiento y gastronomía son desarrollados por lugareños, con criterio comunitario y cooperativo.

Dónde quedarse

“Hay dos alternativas municipales (consultas y reservas, en el +5493876105209 de lunes a sábado): la hostería Casa Andina ($ 3600 la habitación doble) y el refugio Afapuna, con dos habitaciones: una para mujeres, con 16 camas, y otra para hombres con 19, cada una con sus baños ($ 600 la cama)”, informa Peyret y agrega que la Red de Turismo Comunitario Lickan ofrece alojamiento en seis casas de familia (alrededor de $ 1100 por persona por noche con desayuno). Esto abre la gran posibilidad del turismo comunitario: compartir la vida con los pobladores rodeado de los imponentes paisajes.

Resueltas las cuestiones prácticas, ahora, sí, al primero de los “tesoros”.

Los Ojos de Mar

A cuatro kilómetros del pueblo, en medio de un salar blanco inmaculado, brillan reflejando el cielo (a veces turquesas, a veces verdes, según el Sol) las aguas de tres lagunas de origen volcánico. “Es la hermosa oportunidad para hacer caminatas por un lugar único, y en el camino disfrutar del paisaje, la flora y la fauna”, agrega Peyret.

Esas lagunas, además de darle al paisaje una sensación de irrealidad, cuentan una historia muy particular: la del origen del planeta. “La zona ya formaba parte de  la Reserva Provincial Los Andes, pero en 2009 un grupo de investigadores del Conicet, descubrió en esas aguas estromatolitos vivos”, contó Peyret.

“Los estromatolitos son colonias de bacterias que tienen las características de las primeras formas de vida en el planeta, como ‘piedras vivas’, y esa vida se da en condiciones extremas, como las de hace 3800  millones de años, explicó la bióloga María Eugenia Farías, que fue quien los descubrió, y destaca la fantástico de saber que la ciencia está colaborando con el desarrollo turístico de una región.

“Nosotros logramos la producción pública de conocimiento y nos encargamos de la divulgación; la comunidad se apropió de ese saber, y le está dando mucho valor agregado a la increíble belleza del lugar”, resalta.

¿Te animás a retroceder 3,800 millones de años y hacer el “viaje al origen de la vida?

Otros tesoros

EL DESIERTO DEL DIABLO. Lo que vas a encontrar puede hacerte sentir en Marte, las formas y los colores parecen casi una pintura surrealista. Es un desierto rojo a 3700 metros de altitud, que ofrece un recorrido de casi un kilómetro y medio casi 1,3 kilómetros. “Es uno de lugares más épicos que vi en mi vida; y en mi opinión, un lugar único en el mundo”, aseguró en una publicación @gabitofranco, creador de contenidos del sitio especializado en viajes @tripinargentina.

CONO DE ARITA. Se encuentra a 76 km de Tolar Grande, en el sector sur del Salar de Arizaro. Es una enigmática montaña de forma cónica casi perfecta. Hay que ir en camioneta y la excursión (se puede contratar) dura unas cinco horas.

Durante el trayecto se puede apreciar la magnitud del salar y la majestuosidad de la Cordillera de los Andes con sus volcanes Sagrados. “Para proteger la zona, está totalmente prohibido salir de la huella principal y generar nuevas”, indicó el director de Turismo de Tolar Grande, Hugo Peyret.

EL ARENAL. Se encuentra unos tres kilómetros al norte del pueblo. Se puede ir a pie (unas cuatro horas de caminata); de lo contrario, hace falta un vehículo doble tracción (viaje de una hora y media). Es un sitio ideal para iniciar un trekking de altura y llegar hasta el mirador, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la Cordillera de los Andes. Además es un lugar óptimo para practicar sandboard. No te descuides: son  indispensables agua, gorra y protector solar.

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