Mucho se ha progresado con el entendimiento hasta acá alcanzado con el FMI. Desde la política se levantan voces requiriendo conocer la letra chica del mismo para recién opinar. En rigor, por lo que se conoce, se pueden ya sacar amplias y positivas conclusiones. Argentina va camino a lograr un muy buen acuerdo. El FMI ha optado una vez más por ayudar al país y fiel a sus principios constitutivos está pronto para asistir a los países para salir de difíciles situaciones financieras alejándolos de los temibles defaults soberanos. Subyace una decisión política de los 193 países que lo conforman, que han decidido un generoso salvataje para Argentina como otrora lo hiciera exitosamente con otros países, tal el caso de Grecia y Portugal. No tan sólo ha tenido en cuenta sus intereses propios como prestamista de última instancia, sino que ha respetado la fragilidad del país y ha contemplado también los intereses del universo de acreedores de Argentina. Al fin y al cabo, los 44 mil millones de dólares que se le adeuda al fondo son solo el 12% del total de la deuda soberana, que hoy llega a 362 mil millones de dólares y había que contemplar todo el conjunto como así se hizo. El FMI otorgará amplias líneas de financiamiento para que Argentina pueda saldar el stand-by de 2018, otorgando además un plazo de gracia para su pago de cuatro años y medio, y amortizaciones que llegaran hasta los 12 años. La arquitectura financiera que se ha estructurado, en la que no ha faltado imaginación y profesionalismo, despeja el corto y mediano plazo de las obligaciones del país. Y otorga, desde el inicio, generosos nuevos Derechos Especiales de Giro que en sí mismo contienen grandes beneficios. La Argentina deudora y los acreedores tendrán una mejor posición financiera y los Organismos Multilaterales, Bonistas Privados, El Club de París y las líneas de financiamiento que en el tiempo se recuperen encontrarán una mucha mayor armonía financiera en las cuentas que se habían perdido totalmente. De acá en más, el éxito dependerá de que Argentina aproveche esta nueva oportunidad y no la rife.
Horacio Ibarreche
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Mucho se ha progresado con el entendimiento hasta acá alcanzado con el FMI. Desde la política se levantan voces requiriendo conocer la letra chica del mismo para recién opinar. En rigor, por lo que se conoce, se pueden ya sacar amplias y positivas conclusiones. Argentina va camino a lograr un muy buen acuerdo. El FMI ha optado una vez más por ayudar al país y fiel a sus principios constitutivos está pronto para asistir a los países para salir de difíciles situaciones financieras alejándolos de los temibles defaults soberanos. Subyace una decisión política de los 193 países que lo conforman, que han decidido un generoso salvataje para Argentina como otrora lo hiciera exitosamente con otros países, tal el caso de Grecia y Portugal. No tan sólo ha tenido en cuenta sus intereses propios como prestamista de última instancia, sino que ha respetado la fragilidad del país y ha contemplado también los intereses del universo de acreedores de Argentina. Al fin y al cabo, los 44 mil millones de dólares que se le adeuda al fondo son solo el 12% del total de la deuda soberana, que hoy llega a 362 mil millones de dólares y había que contemplar todo el conjunto como así se hizo. El FMI otorgará amplias líneas de financiamiento para que Argentina pueda saldar el stand-by de 2018, otorgando además un plazo de gracia para su pago de cuatro años y medio, y amortizaciones que llegaran hasta los 12 años. La arquitectura financiera que se ha estructurado, en la que no ha faltado imaginación y profesionalismo, despeja el corto y mediano plazo de las obligaciones del país. Y otorga, desde el inicio, generosos nuevos Derechos Especiales de Giro que en sí mismo contienen grandes beneficios. La Argentina deudora y los acreedores tendrán una mejor posición financiera y los Organismos Multilaterales, Bonistas Privados, El Club de París y las líneas de financiamiento que en el tiempo se recuperen encontrarán una mucha mayor armonía financiera en las cuentas que se habían perdido totalmente. De acá en más, el éxito dependerá de que Argentina aproveche esta nueva oportunidad y no la rife.
Horacio Ibarreche
[email protected]
Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected], consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.
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Mucho se ha progresado con el entendimiento hasta acá alcanzado con el FMI. Desde la política se levantan voces requiriendo conocer la letra chica del mismo para recién opinar. En rigor, por lo que se conoce, se pueden ya sacar amplias y positivas conclusiones. Argentina va camino a lograr un muy buen acuerdo. El FMI ha optado una vez más por ayudar al país y fiel a sus principios constitutivos está pronto para asistir a los países para salir de difíciles situaciones financieras alejándolos de los temibles defaults soberanos. Subyace una decisión política de los 193 países que lo conforman, que han decidido un generoso salvataje para Argentina como otrora lo hiciera exitosamente con otros países, tal el caso de Grecia y Portugal. No tan sólo ha tenido en cuenta sus intereses propios como prestamista de última instancia, sino que ha respetado la fragilidad del país y ha contemplado también los intereses del universo de acreedores de Argentina. Al fin y al cabo, los 44 mil millones de dólares que se le adeuda al fondo son solo el 12% del total de la deuda soberana, que hoy llega a 362 mil millones de dólares y había que contemplar todo el conjunto como así se hizo. El FMI otorgará amplias líneas de financiamiento para que Argentina pueda saldar el stand-by de 2018, otorgando además un plazo de gracia para su pago de cuatro años y medio, y amortizaciones que llegaran hasta los 12 años. La arquitectura financiera que se ha estructurado, en la que no ha faltado imaginación y profesionalismo, despeja el corto y mediano plazo de las obligaciones del país. Y otorga, desde el inicio, generosos nuevos Derechos Especiales de Giro que en sí mismo contienen grandes beneficios. La Argentina deudora y los acreedores tendrán una mejor posición financiera y los Organismos Multilaterales, Bonistas Privados, El Club de París y las líneas de financiamiento que en el tiempo se recuperen encontrarán una mucha mayor armonía financiera en las cuentas que se habían perdido totalmente. De acá en más, el éxito dependerá de que Argentina aproveche esta nueva oportunidad y no la rife.
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