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Casi todos los intentos de robo fallidos a casas terminan de la misma forma: con los delincuentes en prisión y las víctimas reforzando la seguridad de sus hogares. Sin embargo, no es el caso de esta historia que se viralizó de lo particularmente ridícula que es.

Ocurrió en Nuevo México, Estados Unidos. Un criminal, identificado como Teral Christesson, ingresó a un domicilio para sustraer los bienes que allí encontrara. Lo que no pensó es que su plan se torcería drásticamente.

Nadie sabe por qué, pero una vez que ingresó, se le cruzó por la cabeza que era una buena idea darse una ducha. Y sin dudarlo, lo hizo. Lo más insólito es que, cuando terminó de higienizarse, sacó mariscos de la heladera, una cerveza, y se sentó en el sillón a disfrutar del banquete como si de su propia casa se tratase.

Cuando el dueño llegó al domicilio, quedó completamente estupefacto al ver al sujeto, ya que no lo conocía. Pero el criminal, lejos de atacarlo, se puso de pie, le pidió disculpas y se fue, no sin antes darle 200 dólares para que pueda reparar la ventana que había roto al ingresar.

Teral fue atrapado tiempo después, tras la denuncia de una mujer que manifestó que un hombre le había intentado robar el vehículo. Una vez que lo atraparon, solo explicó que buscaba un lugar para dormir porque su familia había sido asesinada en Texas, y que estaba huyendo de alguien (pero no dijo de quién).

A pesar de que no hubieron víctimas, fue imputado por robo agravado, hurto y daño criminal a la propiedad, además de asalto agravado por intento de robo de un vehículo.

Una historia completamente descabellada.

 





Fuente Nuevo Diario