Estaba ilusionado Diego Schwartzman con hacer historia en el Buenos Aires Lawn Tennis y transformarse en el primer argentino en ganar dos títulos en el Argentina Open, desde que el torneo regresó al calendario ATP en 2001. Arrancó con buen pie en la final ante un rival durísimo como Casper Ruud. Pero finalmente no pudo con la potencia y la regularidad del noruego, número ocho del mundo, que lo venció en tres sets y levantó el trofeo. Fue una decepción para el Peque, pero poco después del cierre del partido, prefirió pensar en positivo.
“Las condiciones de Buenos Aires hacen que mi juego se haga más fuerte en los buenos y malos momentos. Y pude llegar de nuevo a una final acá. En los últimos cuatro años, el único que no hice final fue cuando no me pude presentar a la semis (NdR: Fue en 2020, cuando se retiró con una lesión tras vencer a Pablo Cuevas en cuartos). Eso me da mucha confianza y tener un arranque de temporada así acá, siempre es algo muy positivo de cara al resto de la temporada”, analizó Schwartzman, que en 2021 conquistó sobre el polvo de ladrillo porteño su primer trofeo en suelo argentino.
El porteño, 15° del ranking, reconoció que Ruud fue un justo ganador en una final muy pareja, que tuvo, desde su punto de vista, un punto de inflexión.
El Peque perdió en tres sets ante Ruud, que repitió el título de 2020. Foto MARCELO CARROLL
“El primer set fue muy parejo, él tuvo sus chances y yo las mías. Pero él cometió unos errores más y eso me permitió llevármelo. Después, desde el segundo, fue corrigiendo los errores. El primer break que me hace en ese parcial, para el 4-2, fue raro. Tuve mucha mala suerte en ese juego. Y eso le dio mucha confianza. A partir de ahí, manejó el partido casi en su totalidad y me costó encontrar de nuevo sus puntos débiles”, analizó el porteño.
“Ese fue un punto de quiebre de un partido que estaba muy cerrado, muy parejo. Y Ruud tuvo también la suerte de campeón porque tuvo un par de bolas que sin querer le salieron bien. Pero al final, jugó mejor y por eso fue un justo campeón”, continuó.
Schwartzman aseguró además que el cansancio físico por una semana con muchas horas en cancha (varias más que el noruego) no influyó en una final, que duró dos horas y 35 minutos.
“Estaba bien físicamente. La diferencia fue más el desgaste que te genera Ruud con su estilo de juego”, comentó Schwartzman. Foto MARCELO CARROLL
“Sabía que podía ser un partido largo. Llegué con varias horas de juego encima más que él, pero estaba bien físicamente. Creo que la diferencia fue más el desgaste que te genera Ruud con su estilo de juego. Esa bola alta que tira constantemente hace que tenga que saltar mucho para devolverla y me incomoda. Además, hace que pierda un poco de precisión. Y en cuanto yo pierdo un poco de precisión, él levanta y gana confianza. Así hizo la diferencia, pero es lo que hace siempre. Es parte de su juego en este tipo de canchas”, explicó.
Más allá de la derrota en el partido decisivo, Schwartzman igual dejó una nueva marca en el torneo. Porque se convirtió en uno de los dos argentinos con tres finales disputadas en Buenos Aires, junto a Juan Mónaco. Otro logro histórico que ratifica el gran presente que vive el argentino desde hace algunas temporadas. Y que él mismo se animó a resaltar.
“Hace tres o cuatro años dio un salto de calidad y, aunque en algún momento bajé el nivel y necesité reencontrarme, la gran parte de esas temporadas fueron muy buenas y logré muchos más objetivos de los que me iba poniendo. Y el tenis me fue dando esa confianza para ir consiguieron esas cosas”, comentó el Peque.
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“No sé en qué momento voy a tomar dimensión de lo que estoy logrando desde hace tres o cuatro años”, aseguró el Peque. Foto MARCELO CARROLL
“No sé en qué momento voy a tomar dimensión de lo que estoy logrando desde entonces. Ojalá pueda ser lo suficiente realista ya para tener la confianza y darme cuenta de lo que puedo lograr cuando juego bien al tenis. Llegar por tercera vez a la final acá, repetir esa instancia en casa, con el estadio lleno, es muy bueno. Muy positivo y muy superador”, agregó.
Schwartzman jugará la próxima semana en el ATP 500 de Río de Janeiro, en el que, como tercer favorito, arrancará en la segunda ronda ante el español Pedro Martínez o el chino Juncheng Shang, invitado de la organización. Y el Peque apunta a extender el buen momento de Buenos Aires en el certamen carioca.
“Ahora se viene este torneo ATP 500. Es otra chace de seguir jugando bien, ganando partidos y sumando. Ojalá que así sea”, se despidió el subcampeón el Argentina Open. El gran Peque.
