Cantaré, bailaré, pensaré. Son palabras que no existen en el idioma de los argentinos. O de los porteños. No usamos los verbos en futuro, sino en presente. Acompañados de un adverbio o circunstancial de tiempo que nos indique el tiempo de la acción. “Viajo el jueves”, “rindo mañana” o “después tengo médico”. Y a veces ni siquiera se le anexa la alusión al momento que se realizará la acción. Simplemente “te llamo” o “te aviso”, que indican que las acciones se harán en el futuro, que yo tenga ganas. A veces apelamos a la construcción con el verbo auxiliar “ir”. “Voy a ir al cine”, “voy a hacer un curso”, “voy a pensarlo”. Nuevamente, verbo en presente complementado por un infinitivo.
Dado que “ir” significa dirigirse de un punto a otro, en estas construcciones parecería indicarse que las acciones futuras ya empezaron a realizarse. Si digo “voy al cine”, indica que el proceso de llegar al cine ya comenzó, como si ya hubiera dado los primeros pasos en esa dirección. Menem y Macri dijeron “no los voy a defraudar” y “se puede”. No dijeron “no los defraudaré” ni “se podrá”. Sin embargo la frase más famosa de la política hace uso explícito del tiempo futuro. “Volveré y seré millones”.
Pero no fue dicha por Evita, sino por José María Castiñeira de Dios en un verso. Y sabemos que el lenguaje literario no tiene nada que ver con el corriente. Cabe recordar la bella frase: “Hoy vas a entrar en mi pasado”, en el tango “Los Mareados” que combina los tres tiempos verbales posibles.
¿Por qué hablamos así los argentinos? Hablamos como somos. Atropellados, sin normas, personalistas. La primera hipótesis sería que para abreviar. Reemplazando “viajaré” por “viajo” ahorro una sílaba. Y no porque tengamos deseos de hablar menos, sino todo lo contrario. La técnica de abreviar nos permite decir más cosas en menos tiempo, satisfaciendo el natural instinto y deseo criollo de hablar, opinar, aconsejar, criticar y jactarse de nuestra sabiduría.
Porque idéntico ahorro se produce en el voseo. Cuando cambiamos “camina” por “caminá” no ahorramos una sola letra, pero en poesía las palabras agudas cuentan como una sílaba menos por la sonoridad y musicalidad del habla. Del mismo modo, nos ahorramos una letra cuando decimos “caniya” por “canilla” al no pronunciar la “i” adosada al sonido “ll”.
Oscar Samoilovich / [email protected]
Los recursos, y los subsidios “al mejor estilo peronista”
¿No es cómico? Pensemos. Hoy Finlandia y otros países del mundo están considerando subvencionar, al mejor estilo peronista, a los desocupados de sus compatriotas.
Pero los recursos no son eternos y permanentes. Analicemos. Todo se fue al extremo Oriente, ya que la mano de obra, unida a la tecnología, reducía los costos tremendamente. Y la industria nacional, sola quedó en el recuerdo de sus trabajadores.
Entonces, los trabajadores locales quedaron sin ocupación. Para vivir y sobrevivir, se recurre al delito o al subsidio estatal. Por dos años ha dedicado ahorros a subsidiar a los desocupados, que por culpa de… ¿de quién? Así están.
Pero esos ahorros se agotan, de la misma manera que “el oro que estaba tirado en los pasillos del Banco”. Entonces, vendrán los conflictos. El mundo, en su totalidad, está sufriendo los avatares de la tecnología y la explotación de esclavos. Ya no se producen cien mil artículos. Se fabrican diez millones e inundan los mercados, destruyendo la mano de obra local.
Pero todo en la vida tiene sus beneficios y perjuicios. ¿De qué vivirán los sindicalistas? Comencemos a cambiar o moriremos todos en las guerras.
Juan R. Bell / [email protected]
La vice, y el “silencio que es más elocuente que los gritos”
El silencio de la vicepresidenta Cristina Kirchner ante la inminente votación sobre el acuerdo con el FMI, no es nada nuevo. No hay tal silencio, simplemente espera el resultado.
Si se vota a favor, se apropiará del éxito del acuerdo como logro propio, y si se vota en contra soltará la papa caliente y repartirá culpas a propios y ajenos para no pagar el precio político. Pero soluciones, no dará ninguna. Es la “técnica” que utilizó en esta presidencia oculta y testimonial. Los gritos que daba cuando era el centro solamente se escuchaban en las proximidades, pero el silencio siempre es más elocuente que los gritos y se escucha en todos lados.
Gustavo Gil / [email protected]
Los humanistas con el amor y el kirchnerismo con el lawfare
El Presidente cree en las casualidades. No hubo nunca reparto arbitrario de fondos. ¿Qué cosa, vio ? Nadie vio nada raro. Uno tras otro van desfilando los ex jefes de Gabinete en el juicio por la obra pública donde está imputada la actual vicepresidenta de la Nación, pero todos, toditos todos, dijeron cosas parecidas, el reparto fue absolutamente transparente, casi podría decirse “cristalino”.
Ahora sí, el pajarito que se le ha perdido al Gran Bonete no aparece. Pero un señor llamado Báez, que era cajero en un banco de Santa Cruz, como por arte de mafia (perdón por el error, el teclado me jugó una mala pasada, quise decir magia) que pasó a tener negocios en común con la familia presidencial “y muy buena visión para instalar una empresa que se convirtió, como por arte de mafia, magia (perdón, es que están al lado la “F” y la “G”), decía, como por arte de magia se convirtió en la principal constructora vial de Santa Cruz.
Dicen que una palabra puede cambiar el mundo, los humanistas pregonan que es “amor”. El kirchnerismo “lawfare”.
Roque Villazan / [email protected]
“No hemos aprendido nada sobre Derechos Humanos”
Deberían desaparecer “todas” las entidades de Derechos Humanos, ligas, colectivos, etc… Los Derechos Humanos no se deberían discutir, ni poner en manos de gente que cobra para ejercer algo que finalmente no cumple o genera discriminación.
Los Derechos Humanos se ejercen mediante la protección de todos los ciudadanos por parte de los servidores públicos, Justicia y el seguimiento de todas las aberraciones hasta el final, para dar paz a las víctimas.
Todos tenemos los mismos derechos y no deberíamos estar buscando, ( frente a un hecho), a ver… qué colectivo o que grupo tiene que hacer visible mi desgracia, si tengo suerte.
Y si esto no es posible, porque hemos caído en el populismo, en el amiguismo, en la mediocridad, se debería publicar en los medios el CV y la moral de los que integran estás entidades, que por cierto y basta el reciente ejemplo de la Costa deja visible el acomodo o la prédica mentirosa, país que nos sobra.
Derechos Humanos para todos, sin entidades, con lo básico, Justicia.
Horacio A. Gabrielli / [email protected]
La crisis entre Rusia y Ucrania que tiene en vilo al mundo
A dos años de la irrupción de una inesperada pandemia, que literalmente paralizó al planeta y se llevó innumerables vidas, y cuando estamos empezando a sentir cierta esperanza de haberla vencido, gracias al esfuerzo y creatividad de los científicos que dieron con las vacunas en tiempo récord, ahora irrumpe otra amenaza: una guerra. En pleno siglo XXI. Otra guerra.
¿No hemos aprendido nada de lo vivido, de las lecciones de la historia? ¿Sigue siendo la fuerza superior a la palabra?
El poderío nuclear de las naciones involucradas podría borrarnos a todos de la faz de la Tierra de un plumazo. ¿Tan necios y mesiánicos son algunos líderes mundiales como para no tomar conciencia de los riesgos de sus intempestivas y caprichosas decisiones?
Si alguna civilización más evolucionada nos está espiando desde otra galaxia, no quiero imaginar las conclusiones que sacará sobre la estupidez de los terrícolas, de algunos terrícolas, lamentablemente los que tienen la sartén por el mango, y como bien cantaba la Walsh, y el mango también.
Irene Bianchi / [email protected]