La decisión de excluir a una serie de bancos rusos aún no identificados del SWIFT, el sistema de mensajes para operaciones interbancarias internacionales, representa una ofensiva financiera de gran impacto para la economía de Rusia. Virtualmente aislada del mundo, se espera que su moneda colapse, haya una corrida bancaria y aumente la recesión mientras duren las sanciones al país.
La situación empeorará aún más luego de que la Unión Europea, Estados Unidos y otros países de occidente acordasen bloquear las reservas del Banco Central ruso para evitar que intervenga en el mercado y apuntale el precio de su moneda. Durante el fin de semana, se vieron largas filas de personas agolpadas en cajeros automáticos de distintas ciudades de Rusia, que buscaban hacerse de efectivo antes de que el sistema colapse.
Así los más de US$ 630.000 millones en las arcas de la autoridad monetaria rusa quedaron virtualmente inmovilizados. Mientras el Kremlin analiza “vías de escape” que permitan el funcionamiento “normal” de su economía aún frente a estas restricciones globales, las autoridades de Ucrania pidieron a otros actores del sistema financiero global que endurezcan su postura frente a Rusia.
En su perfil de Twitter, el vice primer ministro ucraniano Mykhailo Fedorov, instó este domingo a Visa y Mastercard a “bloquear sus servicios en todas las tarjetas emitidas dentro de la Federación Rusa”.
“¡Rusia comenzó una guerra vergonzosa en mi país! En 2022, los misiles de crucero se dirigen a barrios residenciales, jardines de infancia y hospitales. Me dirijo a @Visa y @Mastercard para bloquear sus servicios en todas las tarjetas emitidas dentro de la Federación Rusa”, escribió el también ministro de transformación digital de Ucrania. Su pedido fue replicado por cientos de cuentas ucranianas.
Días atrás, la Oficina de Control de Activos Extranjeros dependiente del Tesoro de Estados Unidos (OFAC) había sancionado a dos entidades financieras rusas y congelado cualquier tipo de interacción con compañás estadounidenses, como Visa y Mastercard.
“Todos los activos bajo jurisdicción estadounidense serán inmediatamente congelados y se prohíbe a las personas y entidades estadounidenses hacer negocios con estas instituciones, a menos que lo autorice la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros)”.
Aunque el resto de las entidades financieras rusas quedó afuera de esta primera ronda de sanciones, la confusión sobre el alcance de estas medidas creció dentro y fuera de la frontera de ese país. Según publicó Business Insider, el Banco Central ruso informó el viernes pasados que las tarjetas emitidas por los bancos sancionados no podrán ser utilizadas para realizar pagos en las plataformas de Apple Pay y Google Pay.
Las tarjetas emitidas por estas entidades tampoco podrán ser procesadas fuera del país. Pero el Banco de Rusia aclaró que esos plásticos seguirían funcionando para pagos estándar con contacto y sin contacto dentro del territorio ruso sin restricciones. En Argentina, hay por lo menos 26 plásticos de funcionarios rusos que podrían dejar de funcionar.
Excluida del sistema Swift, Rusia continuará usando su propia red de envíos financieros Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (STFS), para pagos dentro del país. Al mismo tiempo, acelera la implementación del rublo digital como una alternativa para reducir el impacto económico.
La semana pasada, el Banco de Rusia anunció que lanzó oficialmente la prueba de su CBDC ( moneda digital de un Banco Central, por sus siglas en inglés) y que ya se habían realizado las primeras transferencias digitales de rublos entre ciudadanos con mucho éxito. Hay una docena de instituciones financieras de ese país que forman parte de este programa y tres de ellas ya han integrado el rublo digital en sus plataformas.
Fedorov también le pidió a los principales exchanges de criptomonedas que “bloqueen las direcciones de los usuarios rusos”: “Es crucial congelar no solo las direcciones vinculadas a los políticos rusos y bielorrusos, sino también sabotear a los usuarios comunes”, escribió el funcionario.
Las medidas buscan aislar financieramente a Rusia del resto del mundo. Pero pueden tener impacto en la economía Argentina. Si bien los ingresos por exportaciones a Rusia son marginales, las empresas que comercializan con ese país no podrán cobrar esas ventas al exterior, por lo menos hasta que Putín encuentre una salida. Según datos oficiales de la Cámara de Comercio Argentino-Rusa, en el primer semestre de 2020 Argentina exportó a Moscú por US$ 347 millones.
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