Quienes lo investigaron ven en Esteban Alvarado a uno de los mayores hampones de Rosario. Un ejemplo de esa estatura delictiva desbocada que adquirió en los últimos años este hombre de 45 años, que se presenta como “comerciante”, puede advertirse en sus acciones para disputar el poder narco a la banda “Los Monos”. Con fuego, con sangre. Pero con una estrategia quizás más sofisticada que la de sus peligrosos enemigos.
El juicio que se desarrolla en su contra desde la semana pasada, y que se retomó este miércoles, tiene de acuerdo a los fiscales el valor de exponer el funcionamiento de la trama criminal que azota desde hace tiempo la seguridad de esta ciudad.
Una fina maquinaria que se montó con el encubrimiento de estructuras policiales. Siete integrantes de la Fuerza ya fueron condenados en esta causa.
El fiscal Luis Schiappa Pietra aseguró a Clarín que los policías trabajaron para que crezca Alvarado y, al mismo tiempo, buscando minar el poder del clan Cantero, líderes de la organización conocida como “Los Monos”.
Este miércoles declaró Maximiliano Pullaro, ex ministro de Seguridad de Santa Fe entre 2015 y 2019. El actual diputado provincial abonó la teoría de los fiscales respecto del poder de Alvarado y de las protecciones con las que contaba.
El ex ministro Maximiliano Pullaro. Foto archivo
El ex funcionario señaló que, a partir de información derivada a esta provincia por el fiscal de San Isidro Patricio Ferrari, se advertía ya en 2012 que Alvarado mantenía vínculos con otros pesados del delito local y que contaba, además, con protección policial.
Ferrari trabajó en una causa que permitió, en 2012, condenar a Alvarado a seis años de prisión por el robo de automóviles de alta gama.
Pullaro sugirió que la ex jueza y actual vicegobernadora, Alejandra Rodenas, minimizó el aporte de Ferrari y evitó investigar a Alvarado. No fue la única referencia del legislador radical contra la actual funcionaria del PJ.
Recordó también un operativo en las islas de Entre Ríos, cuando se buscaba detener a Alvarado, y en el que irrumpió Rodenas junto a su esposo y un abogado. El hecho ocurrió en diciembre de 2018.
El juicio contra Alvarado se realiza en el Centro Justicia Penal y con un fuerte operativo Foto Juan José García
La entonces diputada se presentó en una vivienda que ocupaba ella y donde se pensaba podía ocultarse el hombre que ahora está siendo juzgado. No existe en esta causa ninguna medida contra Rodenas.
Pullaro ofreció también en su declaración detalles sobre el operativo montado para capturar a Alvarado, quien cayó en febrero de 2019 en un camping de Córdoba. Se lo buscaba por el crimen de Lucio Maldonado, un prestamista secuestrado y acribillado en noviembre de 2018.
“El operativo fue complejo porque había que llegar a la zona de Río Tercero sin hacer ruido ni que se filtrara información”, recordó.
El ex ministro consideró que mientras en su gestión se perseguía a miembros de “Los Monos”, una organización que se caracterizaba por su alto nivel de letalidad, Alvarado se manejaba con sigilo y sofisticación, con vínculos policiales, pero también con otros amparos que le permitían “esconderse en la Justicia”.
Así llegó a construir, consideró Pullaro, “la mayor organización criminal de la provincia de Santa Fe”.
De acuerdo al testimonio que se conoció la semana pasada, ofrecido por Carlos Argüelles, un mecánico que integró la banda de Alvarado, que declaró como arrepentido en agosto de 2020 y que fue asesinado en septiembre de 2021, el jefe de la organización consideraba a Pullaro como un obstáculo para sus negocios.
Alvarado tenía incluso pensado arrojar durante un partido de Rosario Central, siempre según los dichos de Argüelles, paquetes con entre cien y trescientos kilos de marihuana que tuvieran en el envoltorio el nombre de Pullaro.
Pretendía, de esa manera, comprometer al funcionario para que lo echaran del cargo. Además tenía entre sus planes, de acuerdo al testigo arrepentido y luego asesinado, secuestrar al hijo del ex ministro.
Argüelles dijo en un video registrado con antelación por el riesgo que corría su vida, que Alvarado era “el asesino serial más grande de la República Argentina”.
Lo responsabilizó de la muerte de Luis Medina –ex socio de Alvarado investigado como un actor fuerte dentro del negocio narco de Rosario– y su pareja, entre otros homicidios.
“En 2012 se jactaba de haber matado a más de cien personas en esta guerra narco, en esta dictadura a la que estamos sometidos”, contó.
Su declaración, y la de los hermanos Rodrigo y Mariana Ortigala –viejos conocidos de Alvarado–, comprometieron al imputado al detallar el entramado criminal de sus acciones.
Los dichos de Argüelles provocaron la ira de Alvarado. “¿Así me van a juzgar, jugando sucio? Si esto empieza así no va a terminar bien”, cuestionó sobre el procedimiento.
Su planteo, pretendiendo poner en duda la veracidad de la declaración de Argüelles, ya había sido rechazado por la Justicia meses atrás.
Los tres testimonios de gente que trabajó con él permitieron delimitar la organización de Alvarado. “Fue muy importante porque es todo comprobable. Pero existen muchas más pruebas”, aseguró a Clarín el fiscal Schiappa Pietra.
Cómo sigue el juicio
Entre el jueves y viernes pasarán por la sala de audiencias otro grupo de policías que participó en distintos operativos desarrollados para recolectar prueba contra el imputado.
La semana próxima se espera que personal técnico detalle el trabajo que se hizo sobre otro elemento clave para la investigación: el celular que Alvarado arrojó a un lago cuando fue detenido en Embalse Río Tercero, pero que pudo ser rescatado de las aguas.
El aparato, un iPhone 7, fue enviado a Estados Unidos para lograr obtener evidencia sensible.
De allí se recuperaron audios donde el imputado imparte órdenes para planificar distintos delitos. En los registros se escucha, por ejemplo, cómo planifica atentados y balaceras.
Esa prueba, como parte del juicio oral, todavía no es conocida por el Tribunal que debe juzgarlo.
El hombre cayó cercado por el homicidio de Maldonado, un homicidio que intentó desviar para que fuera relacionado con “Los Monos”.
En 2012 había sido condenado a seis años de prisión por el robo de automóviles de alta gama. Además, la Justicia Federal lo imputó por el tráfico de 493 kilos de marihuana que fueron secuestrados en General Roca, Río Negro. Aún se esperan avances en ese juicio.
En el trámite donde se juzga por estos días a Alvarado por atentados, lavado de activos y el homicidio del prestamista se estima que comparecerán unos 130 testigos.
Las audiencias podrían extenderse durante todo marzo y la sentencia se conocerá a mediados de abril.
El juicio contra Alvarado, en el que se lo imputa por lavado de activos, balaceras, atentados y el homicidio de Maldonado, podría llevarlo a recibir una condena a prisión perpetua.
MG