Tras la firma del acuerdo, funcionarios del Fondo Monetario Internacional dijeron este jueves que lograron “el mejor programa posible” y eludieron contestar si hay un plan B por si no encuentra apoyo en el Congreso: “Tenemos la plena confianza en que las autoridades van a tener apoyo político”, afirmaron.
A la vez, confirmaron que el cepo cambiario continuará y a medida de que se acumulen las reservas se irá levantando.
En una conferencia virtual en Washington, el jefe del Departamento del Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn, su vice Julie Kozack y el jefe de misión para Argentina, Luis Cubeddu, dieron algunos detalles del acuerdo (buena parte ya divulgados en el borrador que trascendió y por Economía) y apostaron a que esta vez el acuerdo funcionará, a pesar de que han fracasado más de 20 iniciativas.
Cuando se le preguntó por qué esta vez tendría éxito, cuando muchos consideran que es demasiado “light”, Goldfajn respondió: “Porque está basado en cuestiones realistas, pragmáticas y creíbles” y que “hemos aprendido de pasadas experiencias”. “Es lo que podemos ofrecer al pueblo argentino”, señaló.
Sobre el cepo cambiario, señalaron que estaban “buscando maneras de mejorar el marco de los controles” de capital, de modo que “el marco se fortalezca para mejorar las reservas”, lo que en última instancia llevará a una flexibilización del cepo, dijo Kozack.
Agregó que “el programa también contará con un plan para aliviar los controles con el tiempo, a medida que el país cambia idealmente a un marco de regulación macroprudencial”.
El comunicado oficial del Fondo resaltó que la Argentina recibirá ayuda adicional internacional. Consultado sobre el tema, Goldfajn señaló que hay un “gran compromiso” de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. Señaló que la expectativa es que aporten un 0,4% neto del Producto Bruto Interno anual. Pero, además, estos organismos darán apoyo técnico en temas de energía y protección social, por ejemplo.
Respecto de las tarifas, ratificaron que lo subsidios se recortarán de manera segmentada, como afirmó el Gobierno, pero también estarán atentos con las autoridades argentinas a observar cómo se desarrolla el frente energético externo, complicado estos días por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Dijeron que el programa incluirá para este año un recorte de subsidios equivalente a 0,6% del Producto Bruto, aunque aclararon que la proyección puede cambiar por la volatilidad de los precios internacionales. “Lo que estamos haciendo es tratar de reducir los subsidios, pero dependiendo de la evolución del mercado global”, dijo Kozack.
El Gobierno y el Fondo buscaron cerrar el acuerdo antes de una fecha clave, el 22 de marzo, cuando hay un vencimiento de 2.800 millones que Argentina no puede pagar y así caería en mora. Consultados sobre qué podría suceder si el debate parlamentario se extiende, dijo que “estaban trabajando con las autoridades para poder terminarlo a tiempo. Este es el momento, este es plan”, dijeron.
¿Y si no logra ser aprobado en el Congreso? ¿Hay plan B?, preguntó Clarín. Goldfajn solo respondió: “Tenemos plena confianza en que las autoridades van a tener apoyo político”.
