La encargada del caso argentino en el FMI, la estadounidense Julie Kozack, dio ayer a entender a través de una conferencia de prensa que los controles de capitales en la Argentina llegaron para quedarse. Al menos así será en el marco del programa de Facilidades Extendidas que el país y el organismo se aprestan a firmar para refinanciar el pago de una deuda por unos US$ 40.000 millones (el 22 de marzo cae una cuota de vencimiento por US$ 2.900 millones y si el país no paga entrará en atrasos).
Kozack fue directa: si el país acumula reservas, eventualmente el esquema de regulaciones cambiarias podría desarmarse. “El objetivo es ayudar a la economía a mejorar las reservas que abrirá, con el tiempo, la puerta para aliviar esos controles”.
El FMI deja en claro (una vez más) que su prioridad a la hora de estabilizar una economía son las divisas. De ese modo el organismo se asegura que aumenten las chances de la Argentina de demostrar capacidad de pago de la deuda con el propio Fondo y con los bonistas privados.
Obviamente que el FMI presta atención también a lo fiscal y ésto es muy importante porque el déficit primario de más de 3% del PBI, la Argentina no puede financiarlo ni en el mercado de deuda doméstico ni con la emisión sin que la inflación se vuelva más inestable. Reducir el rojo (subsidios), según el FMI, permitirá al país a reorientar ese gasto a otros sectores que ya no podrán acceder a dólares porque estos irán… al FMI.
Si para el organismo la madre de todas las batallas son las divisas. ¿De quiénes van a ser los dólares que generará la Argentina en los próximos meses y años, justo en un momento en el que el precio del trigo es récord?
— No serán de los exportadores. Las retenciones seguirán en el mejor de los casos en el mismo nivel.
–Los importadores no están delante de un escenario de acceder a más divisas. Ayer el Banco Central comunicó que se incorporó al sistema integral de monitoreo de importaciones.
— Tampoco de la clase media ya sea para financiar importaciones de gas o financiar la cuenta de viajes por turismo al exterior.
La respuesta de quién será el excedente de dólares es simple: irá todo a las reservas y de ahí al FMI. No habrá dólar oficial libre como con Macri.
Dicho así, se trata de un modelo más para que los países y sus Bancos Centrales encanuten divisas, que para hacer crecer la economía.
La Argentina necesita soluciones para expandir su producción y crear empleo. El programa con el FMI no atiende ninguna de estas cuestiones, según se desprende de lo que trascendió hasta el momento.
Por lo tanto es de esperar que el crecimiento que emane de este modelo de acumulación de reservas, en este contexto mundial, sea magro para la Argentina. A favor cuenta con que este año registra 4% de arrastre estadístico de 2021, según una estimación del economista Francisco Ballester.
Pero en 2023, cuando la acumulación de reservas resienta las importaciones y la actividad, de cara a las elecciones, y las encuestas despierte ansiedades, los incentivos del Frente de Todos a abandonar el programa serán altos.
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