Que Boca no haya podido sostener el arco en cero en este comienzo de la competencia oficial del 2022 es un tema que tiene a Sebastián Battaglia atento. Y si bien sólo van seis partidos de una temporada que puede llegar a tener cerca de 80, la tendencia que se inició en el verano todavía no se pudo corregir. El equipo sufre la pelota detenida en contra más allá de los apellidos que aparezcan.
Los dos goles que le marcó la Universidad de Chile en el estadio de Estudiantes de La Plata durante el amistoso de pretemporada fue un anticipo que hizo tomar nota al cuerpo técnico, que trabajó en los entrenamientos, pero que aún no logra solucionarlo. En aquella jornada los centrales fueron Carlos Zambrano y Marcos Rojo, pero el debate sobre cómo defender la pelota quieta apunta más allá: si no están Benedetto, Orsini y Vázquez en cancha, el equipo no tiene especialistas para defender cada pelota al área.
El gol de Lucas Beltrán para Colón en el debut en la Copa de la Liga Profesional llegó desde un tiro de esquina. En esa jugada, ya con Izquierdoz y Rojo como pareja de centrales titulares, hubo un desvío que desacomodó a toda la defensa. Ni siquiera se trató de un salto o un cabezazo letal: sólo fueron dos toques con el pie en el área chica.
En el choque ante Independiente, en Avellaneda, fue Gastón Togni quien aprovechó otra pelota que la defensa de Boca no supo cómo despejar desde un buen centro que cabeceó, en primera instancia, Barreto. Se trató de otra distracción, de una mala repentización y también de una falla al momento de seguir las marcas. “Tenemos que corregir que los goles lleguen de esa forma. Trabajarlo en lo individual y en la mentalidad”, puntualizó Battaglia, haciendo foco en que las desatenciones en el momento de la pelota detenida es algo reiterado. Ante Independiente, en el cierre del 2021, también había sufrido el gol de Benavídez por otra pelota aérea.
El tanto del uruguayo Matías Cóccaro para el triunfo de Huracán en la Bombonera tuvo a Agustín Sández como protagonista, porque soltó al delantero en un córner siendo uno de los mejores cabeceadores del ataque. Pero el otro ítem a controlar es que Boca cede y permite muchos envíos al área desde infracciones innecesarias por las bandas o bien con tiros de esquina que pueden evitarse.
Pero los centro cruzados, con pelota en movimiento, también son un dolor de cabeza. Así le convirtió Independiente (bajo una cortina de agua, es cierto) y Rosario Central, por un envío aéreo a las espaldas de los laterales. ¿Y Central Córdoba de Rosario? También en Copa Argentina con una pelota al área que defendió muy mal Gastón Ávila. ¿Es solo desconcentración? En el cuerpo técnico observan que a Boca le falta presionar con intensidad sobre el portador para evitar ese tipo de jugadas y envíos tan cómodos para los rivales. “A Villa, Zeballos o el que vaya por afuera de Boca no les dan un centímetro, pero nosotros sí le damos ventaja al rival para que ponga la pelota en nuestra área”, repasaron a Clarín desde Boca.
El alerta, encima, lo tendrá a Boca enfrentando a Estudiantes en La Plata, un equipo experto en este ítem y que tiene un poderío ofensivo desde cada envío aéreo en más de un futbolista. ¿Cambiará Battaglia de intérpretes para este juego e incluirá a Figal en el lateral derecho para tener más altura? ¿Pondrá un doble 9 para que le sumen opciones en ataque y defensa de ese tipo? En medio de varias dudas sobre cómo atacar, en el cuerpo técnico también preocupa cómo defenderse mejor.
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