Hace 17 años, en 2005, Nicole y Joseph Sutton, una joven pareja inglesa, arrancaban su historia de amor. Además de compartir el deseo de una vida juntos, los jóvenes coincidían en otro aspecto: no querían tener hijos. Apostaban por una vida tranquila. Así que ella se implantó un chip anticonceptivo. Pero algo falló y los planes tuvieron que cambiar.
Sucede que hoy, los aún jóvenes Nicole y Joseph, tienen una vida que dista bastante de esa idílica que soñaron cuando se conocieron. Es ya no están solos. Ahora comparten todo junto a los 11 hijos que tuvieron. Pero lejos de mostrarse apesadumbrados, la pareja no podría estar más feliz. Eso sí, les cuesta horrores vigilar a todos sin confundirse, pero también para eso encontraron una solución.
Todos viven juntos en una casa de tres habitaciones en Aspatria, Cumbria, en Inglaterra. Ella, de 30 años, es una empleada administrativa de tiempo parcial en una tienda: mientras que él, de 35 primaveras, es chofer de autobus.
Nicole y Joseph dicen que son muy felices.
“Tenía el implante anticonceptivo, así que nunca esperé quedar embarazada”, le cuenta al Mirror. “No nos enteramos hasta que ya habían pasado cuatro meses. Hice una prueba porque estaba aumentando de peso pero nunca pensé que sería positivo”, agrega.
Nicole relata que “no tenía idea de cómo nos las arreglaríamos, pero cualquier niño es una bendición, así que simplemente lo hicimos. Cuanto más tenía, más me encantaba”.
Y así fueron llegando, hasta llegar a los 11: ocho niñas y tres niños. “Tuvimos que renunciar a muchas cosas, como cambiar el sueño de tener un automóvil elegante por un minibús de 17 plazas para transportar a toda la familia, pero no podríamos estar más felices por cómo resultaron las cosas”.
Nicole y los chicos.
En 2006, nació la primera, Rhiannan, que hoy tiene 15 años. Dos años después, la familia dio la bienvenida a la segunda hija, Lacy (13). Luego le siguieron Mackenzie (11), Skylar (10), Henley (8), los gemelos Cobi y Parker (7), Hadley (5), River (4), Ocean (3), Navy (un año y medio) y Hallie, la última.
Pero son muchos, y vigilarlos a todos sin confundirlos (en especial cuando salen) es un trabajo casi imposible, así que idearon un insólito remedio: remeras numeradas para todos.
Tener tantos hijos ha significado que la pareja tenga que ser súper organizada y Nicole a menudo se encarga de mantener las cosas bajo control durante el día, con Joseph asumiendo la rutina de la hora de acostarse.
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La solución que encontraron los padres fue remeras numeradas para los 11.
Sin embargo, admite que a veces puede ser una “locura absoluta” en su hogar y su pareja está de acuerdo, calificando a su “supermujer” por manejarlo todo, diciendo: “No sé cómo lo hace”.
Nosotros tampoco.
