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Un guardia de seguridad de Tucumán contó en Facebook una anécdota que te deja con la piel de gallina. Según aseguró, trabajaba en un barrio privado en Yerba Buena, y nunca le ocurrió nada, excepto esa noche del terror.

«Hola amigos del misterio, quisiera compartir mi experiencia, que si bien sucedió hace poco tiempo fue realmente aterrador para mí. Lo que pasó fue cumpliendo mi jornada de trabajo como guardia de seguridad privada. Laburé casi un año en esa agencia, en turnos rotativos y de noche también. La verdad es que nunca vi nada raro en el turno noche. Trabajé en muchos lugares incluso barrios privados.
Los countries debo admitir me daban cierto recelo, debido a la falta de iluminación en algunos que conocí, además de que están alejados y rodeados de descampados«, comenzó.

«Un día me toco cubrir un servicio especial en el horario de 23 hs a 07 en el country cerca de la Cartujana sobre la ruta 315. Un lugar nuevo y en construcción en aquel tiempo. Llegué a la portería, me presenté y pregunté cuál era el servicio que debía cubrir. Me dieron la directiva de cuidar un extremo del barrio privado cerca de un canal o zanja pegado a un quinta de limones y pequeño puente. Tenía un especie de refugio improvisado. Una vez parado en dicho lugar empecé a tener mala vibra y senciones raras quizás porque el lugar estaba oscuro«, continuó.

«A minutos de estar allí, sentí que algo me apretaba la muñeca con fuerza, pero no le di importancia. Los horas pasaban lentamente y ahí estaba yo con mi celular charlando con compañeros que estaban en otros servicios. Cuando el reloj marcó las 02 AM de repente comencé a senti muchos silbidos, pero no eran silbidos comunes. Eran apenas audibles pero se dejaban escuchar, venían de los pasillos de la quinta de limones. A los minutos de eso, sentí como los perros de la zona   rompieron el silencio de la noche con sus ladridos, yo los escuchaba a lo lejos.
La verdad pude sugestionarme pero no fue así ya que en el medio de los árboles de la quinta logré ver la imagen de una mujer con ropa vieja, la vi caminar entre los árboles de limones«, agregó.

«Yo quedé perplejo, atónito y el miedo me invadió. Corrí a la portería y le conté al encargado lo que había visto y él me respondió que ‘No le des bola esa figura todas las noches recorre el mismo lugar y no va a cruzar la ruta‘. Volví a mi puesto y con todos los miedos logré terminar la jornada. Toda esa noche se escuchó ladridos y llantos de perros, pero esa figura no la volví a ver», finalizó.





Fuente Nuevo Diario