La escena es dramática pero se volvió casi moneda corriente a más de dos semanas del inicio de la invasión rusa a Ucrania. De un lado, las fuerzas de Vladimir Putin que intentan imponer su potencia militar para controlar ciudades estratégicas y lo hacen atacando civiles y destruyendo edificios que no son objetivos militares, y del otro un pueblo que está decidido a “resistir cueste lo que cueste“.
“Si no se van, serán cadáveres“, lanza sin vacilar un ciudadano ucraniano a un grupo de soldados rusos.
Está desarmado y parado cara a cara con los militares que responden a Putin.
En la secuencia, captada como muchos otros momentos dramáticos de la guerra por un teléfono celular, el hombre le grita a los soldados rusos que se vayan de su pueblo.
La respuesta a ese pedido fue tajante: “Si nos vamos, seremos desertores”, dijo uno de los soldados.
El enfrentamiento cara a cara entre civiles ucranianos y soldados rusos se repite en casi todas las ciudades que son controladas por las fuerzas de Moscú.
No importa si son un puñado de ciudadanos que intentan frenar un convoy ruso arrojando sus bicicletas debajo de los tanques o una mujer que quiere darle semillas de girasol a los invasores para que cuando mueran crezcan flores en ese lugar.
O pueden ser miles de personas caminando por las calles enfundados en sus banderas ucranianas y gritando a Putin y a Rusia que dejen su país, como ocurrió días atrás en Jersón, una de las ciudades que está bajo control ruso.
“Zelenski es nuestro presidente. Putin andate de acá” y “gloria a Ucrania”, gritaban cerca de 2.000 personas en Jersón mientras agitaban las banderas ucranianas. Algunos subidos a distintos monumentos de la ciudad, otros hasta circulando encima del capot de un auto y siempre ante la atenta mirada de las tropas rusas que controlan el lugar.
Uno de los manifestantes hasta se trepó a un blindado ruso y ondeó una gran bandera ucraniana mientras el medio continuaba su marcha, entre los gritos de aliento de los presentes, armados de un teléfono móvil de servicio.
Allí, y en buena parte de Ucrania, el pedido del presidente Volodimir Zelenski de “resistir cueste lo que cueste” fue tomado muy en serio.
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