Moverse por el Centro porteño este martes es una verdadera pesadilla. Un laberinto de calles colapsadas y tapadas de autos que parecen clavados en el asfalto: los conductores ven cómo los semáforos cambian de color, pero no pueden avanzar. El caos generado por la protesta de un grupo piqueteros en la avenida 9 de Julio hizo recalentar la temperatura que se siente mucho más que los 30 grados que marca el termómetro.
Rojo, amarillo, verde. Rojo, amarillo, verde. La secuencia del semáforo -presenciada por un cronista de Clarín– se repite tres veces, pero el colectivo de la línea 168 sigue clavado en el mismo lugar. Uno de los pasajeros asoma casi medio cuerpo por la ventana para intentar ver lo que ocurre. La escena que observa lo hace cambiar de decisión. Es tan grande el tapón de tránsito en el cruce de Solís y Belgrano que no tiene sentido continuar el recorrido. Entonces agarra su mochila y hace sonar la campana para bajar. Seguir a pie es la mejor opción, aunque no esté cerca de su destino.
La situación se repite con algunos pasajeros más. Mientras otros -soñadores- esperaban algún Moisés que abriera una calle en medio del pavimento como si fuera las aguas del Mar Rojo.
Organizaciones sociales protestan frente al Ministerio de Desarrollo Social y cortaron la 9 de Julio. Foto Juano Tesone
En los taxis la situación era similar. Muchos de los pasajeros decidían interrumpir el viaje, pagar y bajarse con tal de salir de esa situación. Los conductores quedaban atrapados en la maraña, pero sin pasajero y con poca expectativa de conseguir otro por un rato largo.
El calor no ayudaba, algunos caminaban con el torso desnudo y la remera o la camisa en la mano. El estrés es un enemigo de la transpiración.
Bocinazos indiscriminados, insultos al aire y bronca generalizada. Charlas de ventanilla a ventanilla entre conductores. “¡Qué locura todo esto! Sólo le complican la vida al laburante…”, decía uno desde un Corsa sin aire acondicionado a otro que tenía casi pegado.
Nada hacía cambiar el panorama. Mientras tanto frente al Ministerio de Trabajo distintos movimientos piqueteros de izquierda realizaban un acampe en reclamo del “salario perdido por la inflación” y en rechazo al “ajuste económico y al pago a la estafa” del Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otras demandas.