“Para fin de año la gente se olvidará del conflicto en Ucrania” , Alexander Lukashenko, sangriento dictador de Bielorrusia.
La decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania está produciendo un cambio en las relaciones internacionales de consecuencias imprevisibles. EE.UU. y la Unión Europea, cuya relación había entrado en crisis durante Trump, tienen gestos de acercamiento muy significativos. Los europeos perciben su fragilidad económica y militar. La República Popular China tiene una disyuntiva que resolver: ayuda a Rusia o salva a Europa y avanza muchos casilleros en su lucha por el predominio mundial.
La presidencia pro tempore de la Unión Europea, le ha pedido formalmente al canciller chino la intervención de Beijing para buscar una ”salida”a la guerra. El desmesurado aumento de precio de gas, petróleo,trigo, maíz y otros commodities produce nuevos ganadores entre los países que han logrado propiciar la explotación y comercialización de esas riquezas, versus los que no las tienen o los que no han sabido administrar lo que poseen.
Estos últimos, entre los que se cuenta la Argentina, deben modificar rápidamente su conducta. Desde gasoductos a hidrovía, desde facilitar la inversión en Vaca Muerta hasta dejar de maltratar a los sectores productivos. Tomar decisiones rápidas y eficientes, ayudando e impulsando la actividad privada y defendiendo,al propio tiempo, el interés nacional.
No hay más tiempo que perder. En las relaciones internacionales hay que tener claro qué quiere el mundo de nosotros y qué queremos nosotros del mundo, sin anteojeras ideológicas y sin compromisos espurios. Estos días convulsos están llenos de lecciones bien a la vista, para quien quiera observar y aprender.
Las sanciones de EE.UU. a Rusia no son iguales que las de la Unión Europea. Ni siquiera Gran Bretaña acompañó el boicot al petróleo y el gas. Entre los bancos rusos sancionados por Europa, no están aquellos que trabajan con quienes comercian entre los compradores públicos y privados de commodities y los vendedores e intermediarios rusos.
Luego de la cumbre de Versalles, los presidentes y Primeros Ministros de la Unión Europea evitaron tomar más distancia de Putin. Al propio tiempo, le piden a Washington un nuevo acuerdo con Irán para que los ayatolás abran el grifo del oro negro. Los norteamericanos también necesitan petróleo. Entonces mejoran sus relaciones con Venezuela (ahora a Maduro le gustan las banderitas juntas) y han archivado el documento que implicaba al líder saudí Mohamed bin Salman con el asesinato de un periodista.
A cada momento hay una prueba de un principio clave en las relaciones entre las Naciones: “ no hay amigos permanentes,solo intereses permanentes”. En Ucrania continúa la masacre de hombres, mujeres y niños. En nuestra querida Argentina aún hay quienes lo justifican. Esgrimiendo absurdas excusas como “lo obligó la presión de la OTAN”. Olvidan que el asesino que reina en el Kremlin masacró Chechenia, invadió Georgia, arrasó con el pueblo sirio y sostiene dictaduras oprobiosas y ni siquiera se priva de bombardear hospitales y maternidades o proporcionar armas químicas, a tiranos como Al Assad, para atacar a su propio pueblo.
Pero los ucranianos seguirán peleando contra los criminales de guerra y si la ocupación se concreta, la resistencia continuará. Con la misma tenacidad y heroísmo con que los rusos se resistieron al avance de Hitler. Los pueblos eslavos, desde siempre, tienen un compromiso con su tierra que los hace un bocado muy duro de digerir, cualquiera que sea el invasor.
Carlos F. Ruckauf es ex vicepresidente de la Nación y ex ministro de Relaciones Exteriores.