Aún con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para que Argentina refinancie los US$ 44.000 que le debe al organismo aprobado por el Senado, la relativa calma del mercado cambiario parece haberse puesto a prueba. En el cielo del incipiente veranito financiero, las nubes de una inflación “descontrolada” amenazan la paz que se había conseguido en las últimas semanas.
Los dólares paralelos, es decir el blue y las cotizaciones que se consiguen en la bolsa, venían en franca caída hasta que el martes último el INDEC dio a conocer el IPC correspondiente a febrero. El blue pasó de operar a $ 199 ese mismo martes a cerrar la semana en $202.5. Una reacción similar tuvieron el contado con liquidación y el dólar MEP. que aún muy lejos de los máximos de fin de enero, terminaron el viernes en alza.
La cotización del contado con liqui sumó cerca de siete pesos o 3,8%, a $195,47 a través del Global 30 (GD30C), al igual que el MEP, que cerró pactado a $196,40
El mercado se mantuvo expectante por la “guerra contra la inflación” anunciada por el propio presidente Alberto Fernández y la que suponían inminente, suba de tasas del Banco Central. Pero los anuncios de Fernández no llegaron y el organismo que preside Miguel Pesce prefirió el silencio y postergó su reunión semanal de directorio para este miércoles.
En este sentido, la desconfianza de ahorristas e inversores frente a una “inflación recalentada” no está puesta unicamente en la demora de la reacción oficial, sino en la falta de anclas con las que cuenta el Gobierno dentro del programa económico que acaba de acordar con el Fondo para evitar que los precios sigan disparándose.
“Hoy ninguna métrica de remuneración de los pesos alcanza para compensar la erosión del poder de compra esperada en el corto plazo”,indicó Nery Persichini de GMA Capital. En esta línea, analistas de Delphos apuntaron: “No esperamos que estas medidas “heterodoxas” tengan efectividad para combatir la inflación, en ausencia de un plan antinflacionario que reemplace las anclas que el gobierno utilizó en 2021″.
El Gobierno se comprometió a “sincerar” los precios de las tarifas energéticas y al mismo tiempo a “dejar correr” el tipo de cambio mayorista más cerca de los precios de la economía. Mientras que la proyección del último Reporte de Expectativas del Mercado ( REM) fue que la inflación minorista llegaría al 55% este año, algunas consultoras elevaron esa previsión más cerca del 60%.
La semana pasada, el Banco Central aceleró la suba diaria del tipo de cambio y el mayorista subió ochenta y dos centavos, la corrección más alta en más de un año. Así, el Central elevó su ritmo de devaluación al 49% anual, aún por detrás de la suba del resto de los precios de la economía.
“Al aumento de los precios internacionales se ha sumado una aceleración del ritmo de crawling peg, que en las últimas semanas se ha acercado al 3% mensual. Por lo tanto, se incrementa la presión alcista del precio de todos los productos importados y de los que definen su valor en función del costo de oportunidad de las exportaciones”, explicaron en las administradoras de Fondos Comunes de Inversión Mega Inver y Quinquela.
El Banco Central debe administrar el ritmo de depreciación diario para evitar que el peso siga perdiendo competitividad, pero a su vez evitar que un salto más sostenido del dólar oficial afecte al escenario de “tensa calma cambiaria” y vuelva a trasladarse a precios.
Al respecto, en las gerenciadoras de FCI afirmaron: “En el último mes perdió dos puntos y si bien la inflación internacional y la fluctuación de las demás monedas ayudaron a contener ese efecto en febrero, en marzo sería difícil de evitar”.
La postergada decisión sobre una nueva suba de tasas de referencia de la economía, también será clave en la estrategia cambiaria. “En la medida que aumenten la tasa, podrán acelerar el ritmo de depreciación sin generar incentivos negativos para la liquidación de divisas”, dijeron los analistas.
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