Es una rutinaria jornada de entrenamiento y las indicaciones del experimentado entrenador Roberto Mario Gómez resuenan en las paredes teñidas de rojo, azul y anaranjado que sostienen las tribunas vacías. En la cancha auxiliar del Estadio Armenia -en Ingeniero Maschwitz-, el plantel de Deportivo Armenio se esfuerza por llegar de la mejor forma al compromiso contra Dock Sud, a salvo de miradas indiscretas aunque observado desde un costado por el presidente de la institución, Luciano Nakis.
Pero, esta vez, la mayor atención de la máxima autoridad de la institución está anclada varias fechas más allá de la próxima cita, cuando el torneo de Primera B Metropolitana esté a punto de completar la mitad de su recorrido y al Tricolor del partido de Escobar le toque viajar a Munro para enfrentar a Colegiales.
No es una cita más. Ese partido, a disputarse el día más próximo al 24 de abril -cuando los armenios de todo el mundo recuerdan el genocidio cometido por el Estado turco entre fines del siglo XIX y 1924-, está previsto para la presentación en sociedad de la flamante camiseta del equipo. Una carga simbólica especial exhibirán los jugadores que luzcan la nueva indumentaria, diseñada en Iereván (la capital de Armenia) por el arquitecto argentino Ari Hadjian: sobre el fondo blanco de la tela aparece estampado el número 60, en referencia a los años que está por celebrar Deportivo Armenio, fundado el 2 de noviembre de 1962 con el único fin de convocar a los miembros de la colectividad armenia local a atenuar el dolor de la tragedia sufrida en su tierra original de Asia menor a través de la actividad deportiva.
El frente y el dorso de la nueva camiseta de Deportivo Armenio.
Las siluetas puntiagudas de las dos cumbres del bíblico monte Ararat coronan el rojo intenso de la bandera cruzada sobre el pecho. Más ariba, junto al escudo de Deportivo Armenio, la flor nomeolvides reactualiza el reclamo de “Memoria, Verdad y Justicia”, olímpicamente desoído en 2020 por el ataque armado contra la República de Artsaj, un territorio históricamente armenio que Azerbaijan reclama para ampliar sus fronteras.
La camiseta también porta un pasaje de la poesía “Ies mi anush Haiastaní arevaham parn em sirum” (“Amo la palabra con el sabor del sol de mi dulce Armenia”), escrita por Yeghishé Charents, el intelectual y activista político nacido en 1897 y fallecido en 1937 que sabía agitar la mente y los sentimientos de sus compatriotas con textos como “envío desde mi alma su canto rojo fuego hacia un horizonte muy lejano, a todos los corazones que viven y que existen en todos los puntos cardinales”.
Las piezas esenciales de la identidad armenia reflejadas en la nueva camiseta no pasaron desapercibidas por las instituciones de la comunidad radicada en Argentina, que acordaron declararla “De interés cultural”. Carlos Varty Manoukian, prsidente del Centro Armenio de la República Argentina, dejó en claro: “saludamos con entusiasmo esta iniciativa, así como cada acción del club que tiende a acompañar y visibilizar cuestiones relativas a la Causa Armenia”.
Una vista del estadio Armenia, en Ingeniero Maschwitz, partido de Escobar.
Por su parte, Adrián Lomlomdjian y Carlos Agaya -máximos dirigentes de la Unión Cultural Armenia de Argentina- coincidieron en señalar: “la cobertura mediática de la que goza el fútbol en nuestro país hará que esas imágenes emblemáticas lleguen a cientos de miles de hogares, para que conozcan más y mejor a los armenios tan lejos de su tierra originaria”.
Mientras el exigente turno de ejercicios físicos da paso a la habitual práctica de fútbol matinal, los pensamientos de Nakis siguen inmersos en otro escenario, cada vez más alejados de esta porción del norte del conurbano bonaerense. “Veo la nueva camiseta y me supera la emoción porque recuerdo a mis antepasados de Sepastia (actual Sivás) y Tekirdag, parte de los territorios armenios usurpados por el Imperio Otomano. Por eso, los papeles oficiales indican que mis padres llegaron a Buenos Aires hace medio siglo desde Turquía, no de Armenia, como debería ser”.
Los primeros rayos del sol asoman con timidez y descorren lentamente el manto gris plomizo del cielo. El césped de la cancha recupera su tonalidad verde fosforescente y, a los cuatro costados, el rojo fusionado con el azul y el anaranjado -los colores venerados por los armenios de su Madre Patria y de la diáspora- parecen a punto de encenderse.
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Los colores rojo, azul y anaranjado de la bandera de Armenia y, en el centro, el escudo de Deportivo Armenio.
