El ejército romano fue una de las maquinarias de guerra claves para entender el poder de la Antiguedad, afianzó al Imperio en su extensión territorial con prácticas que marcaron a la historia de Occidente. Y en ese sentido fueron ejemplares tanto por sus hazañas como por sus crueldades.
Las Legiones romanas, cuerpos de infantería pesada de más de cuatro mil hombres, marcaron modelos de comportamiento, sin embargo, existieron casos en que los soldados tenían grandes actos de indisciplina como desertar en batalla o desobedecer órdenes de sus superiores. En esos casos había un brutal castigo: la Decimatio.
Este castigo fue el que más pusieron en práctica los romanos ya que se trataba de diezmar a los culpables de manera implacable.
El Imperio Romano. Aplicaban uno de los peores vejámenes a los traidores.
El cruel castigo de los romanos a quienes cometían indisciplinas
La Decimatio, una derivación de la palabra latina para señalar la eliminación de una décima parte, fue una forma de castigo severo contra un gran número de personas. Y, debido a su violencia, la Decimatio se utilizaba casi exclusivamente dentro de los ejércitos.
Para ejecutarla, a los desertores se los dividía en grupos de diez hombres, y nueve de ellos estaban obligados a matar al restante, ya sea a pedradas, a puñaladas o por cualquier otro medio que se les dictara. La idea era que el castigo sirva de ejemplo en el grupo.
Todos los soldados condenados a ser diezmados en una Legión echaban a suerte, algo que denominaban sortición, y aquel que tenía la paja más corta era asesinado por sus nueve compañeros a pedradas o a golpes con un palo llamado fustuarium.
Los sobrevivientes recibían cebada en lugar de trigo y eran castigados con cuartos a la intemperie, lejos del campamento fortificado, hasta que los superiores consideraran que sus ofensas habían sido saldadas.
Sin embargo, este castigo no sólo se aplicaba a los legionarios de a pie, sino que también incluía a centuriones y suboficiales. Era lo más terrible que un integrante del ejército romano podía padecer.
El primer castigo que fue documentado en Roma
El primer evento de este tipo sucedió en el año 471 a.C. En aquella época, las tropas romanas fueron castigadas por la deserción durante las batallas con los volscos. Tito Livio lo mencionó en su obra Ab urbe condita.
Otras noticias
Marco Licinio Craso también utilizó este castigo en el año 71 a.C. durante el levantamiento de Espartaco. Como resultado, unas 50 personas murieron tras la Decimatio de toda la cohorte de soldados.
Decimatio. Un soldado era apaleado por nueve de sus compañeros.
Incluso, el Emperador Julio César utilizó la amenaza de diezmar su novena legión durante la guerra con Pompeyo-para calmar los ánimos rebeldes y unificar a su tropa.
La descripción más precisa de este cruel castigo la realizó Plutarco quien relató que, durante la guerra con los Partos en el 36 a.C., Marco Antonio la utilizó de manera despiadada.
Plutarco contó que Antonio estaba furioso y empleó el castigo conocido como Decimatio sobre todos aquellos que tuvieron un ataque de nervios y cobardía en el campo de batalla. Lo que hizo fue dividir a todos ellos en grupos de diez, y luego mató a uno de cada grupo elegido por sorteo. El resto recibió raciones de cebada en lugar de trigo por un largo tiempo.
La Decimatio también fue utilizada por el emperador Octavio Augusto en el 17 a.C. Mientras que el emperador Macrinus, quien reinó en 217-218, introdujo una forma más “ligera” de diezmar: la centesimatio, es decir, matar a uno de cada cien soldados para evitar actos de cobardía o deserción.
Legión Romana. Una reconstrucción contemporánea del mítico cuerpo de infantería pesada. Foto/Pixbay
Los Mártires de Agaunum condenados por ser cristianos
Uno de casos más extremos y notables de esta mutilación fueron los Mártires de Agaunum, quienes conformaban una Legión romana de alrededor de 6500 hombres.
En algún momento, varios de ellos se convirtieron al cristianismo para desafiar al Emperador y, cuando las autoridades se enteraron, los atacaron a cuentagotas hasta destrozar la unidad.
Los mártires de Agaunum habían sido reclutados en la región de Tebas y se convirtieron en una importante Legión imperial que sirvió al emperador Maximiano.
En el año 287 d.C. se les ordenó cruzar los Alpes hasta un lugar llamado Agaunum, en la actual Suiza. La legión, como parte de un ejército más grande, fue convocada para sofocar un levantamiento de un grupo llamado Bagandre en la Galia, actual territorio francés.
Parte de la obligación del ejército, que iba a entrar en batalla, era ofrecer sacrificios públicos a los dioses romanos. Sin embargo, como varios eran cristianos, se negaron rotundamente a ofrecerlos.
Los Mártires de Agaunum. Los romanos que fueron diezmados por no realizar sacrificios paganos.
Esa negativa fue fatal y, como resultado, una décima parte de la legión fue condenada a muerte. Cuando se les preguntó de nuevo si querían ofrecer el sacrificio, la Legión volvió a negarse. En ese momento, otra décima parte de la legión fue reducida.
Una vez más se les preguntó a los soldados restantes si sacrificarían a los dioses romanos. Se negaron una vez más y, harto, el Emperador Maximiano ordenó la ejecución de toda la Legión.
Esta es la versión más divulgada por la Iglesia Católica sobre el martirio de esta Legión Tebana. La fuente es la carta que Eucherius, arzobispo de Lyon ( 434 – 450) dirigió al también obispo Salvius. De este relato surgió el santoral de San Mauricio, el comandante del grupo.
Por su resistencia y su firme fe en Cristo, la Iglesia Católica los denominó mártires y construyó una basílica donde fueron ejecutados. Actualmente existe un santuario la localidad suiza de Saint-Maurice que alberga sus reliquias.