Un hombre se dirigía a un sector del gimnasio cuando tropezó y dejó caer una pesa de 20 kilos en la cabeza de un compañero que estaba haciendo ejercicio. Sin embargo, el video de las cámaras lo desenmascarö: registró que no fue un accidente sino un ataque deliberado.
Shane Ryan, de 33 años, inicialmente dijo que se había tratado de un accidente, pero antes de que el caso fuera a juicio, cambió su versión y aceptó que lo había hecho a propósito.
Ataque en el gimnasio
Los dos hombres estaban haciendo ejercicio en Next Level Gym, en Palmerston, al norte de Australia, cuando ocurrió el incidente no provocado.
Shane Ryan, junto a su víctima, tras tirarle una pesa de 20 kilos en la cabeza. Captura de video
Las imágenes muestran a Ryan recogiendo un plato de 20 kilogramos y caminando hacia su víctima, que estaba recostada sobre su banco levantando pesas.
Al pasar junto a él, parece que se tropieza y sin querer deja caer el peso sobre la cabeza del otro hombre, quien cayó al suelo y sufrió una fractura de cráneo. Luego, además, acompañado de problemas psicológicos significativos, afirman.
Por su parte, Ryan simuló haberse lastimado el tobillo y se alejó tambaleándose. Regresó con el hombre para ayudarlo y llamar a una ambulancia, según escuchó más tarde el Tribunal en su juicio.
El momento exacto en que deja caer la pesa de 20 kilos sobre otro hombre en el gimnasio. Captura de video
Juicio y condena
En el período previo al incidente, el tribunal escuchó que la relación entre los dos hombres habían sido amistosas. Y quedó la duda de la razón de la decisión del ataque.
Después de declararse culpable el primer día de su juicio, Ryan fue sentenciado a 19 meses de prisión. Y tendrá que servir un mínimo de 10 meses antes de ser seleccionado para libertad condicional.
El juez John Burns describió las acciones como “muy peligrosas” y calificó de “preocupante” la falta de un “motivo obvio” para el terrible agresión.
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El gimnasio de Australia donde sucedió el ataque. Captura de video
“La víctima era vulnerable, ya que estaba acostado boca arriba y tenía pesas en las manos, no podía protegerse a sí mismo. Tampoco tenía motivos para creer que lo atacaría como lo hizo”, determinó.
Además, comentó que cuando existe un motivo evidente para cometer un delito, a menudo es posible evaluar la probabilidad de que el delincuente reincida.
“Eso simplemente no es posible en circunstancias en las que no hay un motivo obvio y usted optó por no arrojar ninguna luz sobre ese tema”, dijo en resolución frente al acusado.
