Dentro de este universo de apropiaciones están las madres biológicas que entregaron a sus hijos porque carecían de recursos para criarlos, porque habían sido violadas o porque eran adolescentes y ser madre a esa edad constituía una afrenta social décadas atrás.
Algunas recibieron dinero a cambio, pero la mayoría no. No todos los padres apropiadores pagaron por los bebés, pero la mayoría sí.
“Las apropiaciones de bebés, robos o trata de personas, ocurren desde mucho antes de la dictadura. En el colectivo conformamos hay madres que tuvieron hijos en hospitales públicos, clínicas privadas o con alguna partera del barrio. Muchas fueron sedadas y les decían que su bebé había muerto, sin darle certificado de defunción y algunas nunca supieron qué pasó. Otras, se enteraron por algún familiar que fueron vendidos a otras familias”, relató Soledad García Rossi, referente del colectivo y víctima de esta problemática de apropiación de identidad.
Soledad, de 42 años, acompaña y milita en el colectivo junto a otras personas, donde se encuentran madres, padres, hijos e hijas, que pasaron por esta situación pero tiene su propia historia ligada a una etapa oscura de apropiación.
“Según lo que me dijeron mis padres de crianza, yo nací en el Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires. Mi madre biológica no podía continuar conmigo y todavía no sé la razón. Me entregó a unos familiares de mi padres de crianza, después de coordinar con su madre y una enfermera del hospital. Yo nací junio de 1979 y días después llegué a La Plata, donde me inscribieron como hija biológica. Ellos me contaron que no sabían nada de mi familia biológica”, relató.
En algunos casos investigados por la provincia de Buenos Aires, se trata de adopciones legales en que el adulto adoptado busca a su madre y el misterio se resuelve rápidamente con la consulta de expedientes. Pero muchos otros requieren una investigación especial porque son apropiaciones: niños inscriptos como propios cuando en realidad eran de otros, en la mayoría de casos con una compraventa de por medio.
“Mucha gente no tiene datos y se hace difícil, lo que se quiere es llegar a la verdad. Los que estamos en el proceso, no tenemos a dónde acceder por parte del Estado. Muchos vamos a dejar las muestras de sangre al Banco Nacional de Datos Genéticos y por ahí se abre un legajo para pedir información, como por ejemplo yo que sé el hospital, pero hay gente que no“, manifestó.
Hay varias provincias que tienen ley provincial, como por ejemplo en Entre Ríos, Santa Fe y Mendoza. “Ahora estamos trabajando por la Ley de la provincia de Buenos Aires y estamos esperando que se vote en Diputados, porque ya tiene media sanción del Senado“, agregó.
Esta ley consiste en el acompañamiento del Estado, en que se haga un registro único de buscadores a través de una institución. “Transitar esto es muy difícil y desgastante“, concluyó.