El presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, fue el gran impulsor para que Cristian Malaspina tuviera el aval de AFA en las ahora congeladas elecciones de la Liga Profesional.
En los hechos, la Justicia ordenó frenar esa elección tras el amparo presentado por el actual titular de la Superliga, Marcelo Tinelli, sin embargo, Malaspina ya se mueve como presidente de la Liga y empezó a desmarcarse de Tapia.
Uno de sus primeros movimientos tuvo que ver con la capacitación del VAR para periodistas y gente del fútbol que organizó Malaspina en el mismo predio de AFA cuando Tapia estaba rumbo a Qatar para el sorteo del Mundial. El argumento es que, por más que las elecciones están freezadas, es aún vicepresidente de la Liga, por lo cual tiene potestad para realizar esas convocatorias.
Cristian Malaspina, presidente de Argentinos Juniors
Malaspina no quiere que los logros por la llegada del VAR se los lleve Tapia y la AFA, y busca que esta sea su plataforma para quedarse al mando de la Primera División. Para conseguir este crédito, Malaspina mandó a su segundo, Hernán Arboleya, a difundir que los fondos para hacer frente a los costos del VAR los consiguió la Liga y no la AFA de Tapia.
“Empezó a distanciarse de Chiqui luego de una charla con Alberto Fernández, de quien estaba distanciado. En esa charla el presidente le pidió que se alejara de Tapia porque representaba lo peor de la dirigencia argentina”, comentó a NEXOFIN una fuente cercana a la AFA.
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La misma fuente explicó a este medio que a esa reunión reconciliatoria la organizó el ex yerno de Tapia, Hugo Moyano. Quienes lo conocen dicen que el Chiqui ya habla de una doble traición.
Pero también habría una tercera traición. Federico Beligoy, director de todos los árbitros y responsables del VAR, ya no respondería a Tapia y encontró en Malaspina un nuevo jefe político.
