Chowchilla, una pequeña localidad agraria en el estado de California quedó marcada por este caso. Fue el centro de la atención de todo Estados Unidos en 1976, cuando el secuestro de un autobus escolar con 26 niños, estremeció a todo el país. Frederick Newhall Woods y dos cómplices enterraron vivos a los chicos, junto con el conductor, y pidieron un rescate de 5 millones de dólares.
El conductor Ed Ray manejaba el vehículo aquel 15 de julio en que su vida y la de los niños cambió para siempre. Volvían a casa después de su último día de la escuela de verano, hasta que una pequeña camioneta se detuvo en medio del camino rural en el que transitaban bloqueando el paso.
Tres hombres enmascarados y armados bajaron y abordaron el autobús. Ordenaron a los pequeños (19 niñas y siete niños, de 5 a 14 años) y al conductor que subieran a la camioneta y se llevaron el vehículo escolar para cubrirlo con ramas.
El lugar en el que los niños estuvieron encerrados. Foto: Captura TV.
Enterrados dentro del trailer de un camión
Trasladaron a las víctimas hasta una mina de grava, que era propiedad del padre de Woods, a más de 160 kilómetros de distancia. Una vez allí, ingresaron a un pozo donde los secuestradores habían preparado el remolque de un camión. Estaba enterrado y en su interior había cereal y mantequilla de maní para que el chofer y los niños comieran. Además, había colchones y una caja para usar como inodoro.
La camioneta en la que trasladaron a los menores. Foto: Captura TV.
Debieron resistir allí casi 16 horas hasta que el infierno terminó. El gran héroe fue el conductor, quien decidió buscar ayuda después de que pasaran algunas horas sin escuchar ningún ruido afuera. Ed Ray se organizó con los niños más grandes. Juntaron los colchones e improvisaron una escalera que les permitió llegar a una abertura en el techo del tráiler enterrado.
Tras 16 horas encerrados pudieron escapar. Foto: Captura TV.
Desde allí cavaron hasta que finalmente lograron salir de la trampa. Tuvieron algo de suerte y encontraron a un vigilante nocturno de la mina, quien de inmediato llamó a la policía.
Frederick Newhall Woods tenía 24 años en 1976. Foto: Captura TV.
30 horas después de que comenzara la pesadilla, los niños pudieron reencontrarse con sus familias. Una impactante cobertura mediática puso al caso en el centro de las noticias. Ahora todo el país buscaba a aquellos tres sádicos secuestradores que habían enterrado a 26 niños dentro del remolque de un camión.
Ed Ray, el salvador de los niños
Ed Ray, pudo recordar la patente de una de las camionetas de los secuestradores y Frederick Newhall Woods, junto a sus cómplices Richard Schoenfeld y James Schoenfeld fueron los enemigos públicos de todo Estados Unidos. Los tres fueron detenidos. Woods, el último en caer, fue encontrado vestido como cowboy en un hotel barato en Canadá.
Woods, el último en caer, fue encontrado vestido como cowboy en un hotel barato en Canadá. Foto: Captura TV.
Con 24 años, Woods fue sentenciado a cadena perpetua. En 1978 comenzó a cumplirla en la prisión estatal en San Luis Obispo, California. Los hermanos Schoenfeld fueron liberados en 2012 y 2015, pero los pedidos de Woods fueron rechazados 17 veces. Esta vez, la historia podría ser distinta para el hombre que asegura haber entendido el daño que ocasionó.
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Frederick Newhall Woods y los hermanos Schoenfeld. Foto: Captura TV.
La Junta de Audiencias de Libertad Condicional de California aprobó la solicitud de libertad condicional de Frederick Woods, según dijo el martes Dana Simas, vocera del Departamento Correccional y de Rehabilitación de California, al New York Times. De todos modos la última palabra la tiene el gobernador Gavin Newsom de California, quien tiene 30 días para dar una respuesta.
Ante la junta, Woods declaró: “Mi carácter ha cambiado desde entonces. Tenía 24 años. Ahora entiendo totalmente el terror y el trauma que causé. Asumo la responsabilidad de ese acto abominable”.