El reality de El Hotel de los Famosos volvió a poner el foco este género televisivo que tuvo su explosión hace 20 años con programas como Gran Hermano o El Bar. Además de haber dejado momentos muy recordados en la televisión argentina, también de dichos realities salieron figuras del espectáculo que hoy tienen importantes lugares en las carteleras teatrales o bien ocupan un importante espacio en la farándula argentina.
Una de los participantes más recordadas, pero que no siguió este mismo camino que Gustavo Conti, Ximena Capristo, Andrea Rincón o Floppy Tesouro, entre otros, es Tamara Paganini. La rubia fue subcampeona de la primera edición de GH junto a Gastón Trezeguet, una de las grandes figuras del programa aunque en esa edición terminó ganando Marcelo Corazza.
Al salir de la casa, Tamara sufrió un shock de popularidad y un recorrido mediático maratónico, pero en las calles se encontró con una realidad violenta que la llevó a recluirse y retirarse por completo del mundo mediático.
Como una de las invitadas de este jueves en el programa LAM, que conduce Ángel de Brito por América, Tamara contó que ingresó a la casa más famosa del país acompañando a su novio de entonces, que había visto la versión holandesa, y no dudó en anotarse. Pero la que quedó fue ella. “En ese momento no había ni siquiera teléfono con cámara, yo estaba aprendiendo lo que era un mail, no había información”, reveló la ex participante, y resumió en una palabra lo que vendría después: “No esperábamos ni locos todo lo que nos pasó”.
A continuación, dio algunos ejemplos de lo que vivía por entonces, una era sin redes pero donde los haters actuaban en forma presencial y no virtual. “No podía entender que la gente me corriera por la calle,. La gente te ama o te odia, pero en ese momento el hater te escupía literalmente en la calle. Me pasaba de ir caminando con mi novio y dos pibas de 20 años se me pararan enfrente y que me dijeran ‘puta de mierda’”, señaló.
Para evitar estas situaciones de acoso, Tamara contó que tuvo que apelar a una estrategia. “Me tenía que vestir de hombre para andar con la calle. Usaba gorrito y barba postiza. Me ponía faja y caminaba a lo chabón para que no me miren ni siquiera como mujer”, reconoció. Pero había momentos en que la situación se salía de control: “He salido de boliches con partes íntimas lastimadas, un pezón, me han roto la ropa”.
Para escapar de esas situaciones, se fue a vivir a Córdoba. “Pensé que irme de los medios con tanta gente que quiere ser famosa iba a ser más fácil, pero me convertí en figurita difícil y me buscaban un montón”, lamentó. Sin embargo, por necesidad tuvo que volver al medio del que se había alejado, ya que no conseguía trabajo en otro rubro. “No tenía para comer. Entonces hacía una foto en Paparazzi y me llamaban de boliches”, recordó.
Pero con el paso del tiempo, Tamara pudo encausar su vida. Hace ocho años que trabaja en un laboratorio de alta complejidad y se permite mirar con otra perspectiva su experiencia. “Recién ahora estoy sanando. Me llevó 20 años y todo este tiempo de terapia en terapia”, admitió.
Fuente pablolayus.com.ar