Solo lo saben aquellos que tienen la fortuna de compartir sus días con una mascota: la fidelidad es una de las características principales de los perros. La premisa es simple: siempre, pero siempre, ellos estarán a tu lado.
Esto quedó en claro en un increíble episodio ocurrido en 2021 que pasó a ser una leyenda urbana, en Turquía. Más de un año después el episodio entre Cemal Senturk y su amada Boncuk sigue siendo recordado por quienes fueron testigos de aquella colosal muestra de afecto.
Una historia de amor que comenzó hace una década, cuando el hombre encontró al animal en la calle y decidió rescatarla. De inmediato se forjó un vínculo inquebrantable entre ellos. A donde fuera que el hombre de 69 años iba, su querida perra lo acompañaba.
“Cuando se abren la puerta, Boncuk asoma la nariz”, contaron los guardias de seguridad del hospital.
Hasta que un día Cemal-que vive en Trebisonda, en el noreste del país- debió ser internado de urgencia en el hospital de su ciudad por un coágulo de sangre en el cerebro. Sin embargo, lejos de estar solo, contó con una compañía muy especial.
Sucede que Boncuk, su perra, nunca se separó de él. O, al menos, lo tuvo cerca hasta donde pudo. Quedó claro apenas los médicos se llevaron a Senturk en ambulancia: el can corrió detrás del vehículo hasta el hospital, donde permaneció al lado de la puerta principal del edificio como si se tratara de un familiar más.
Según detalló la agencia turca DHA, la familia del hombre quiso llevar en varias oportunidades a la perra de vuelta a su casa, pero en cada ocasión ella se las ingenió para escaparse y regresar al centro médico, para nuevamente hacer guardia en la puerta.
Boncuk esperó casi una semana a su dueño fuera del hospital. Foto: AP
“Viene todos los días alrededor de las 9 de la mañana y espera hasta que anochezca. Nunca ingresó, siempre espera en la puerta. Eso sí, cuando se abren, asoma la nariz“, contó Muhammet Akdeniz, uno de los guardias de seguridad del edificio por aquellos días.
La espera duró casi una semana: tras seis días de internación, Senturk recibió el alta médica y se reunió con su mascota. Eso sí: no pudo esperar hasta salir del hospital, sino que apenas se sintió bien, fue llevado en silla de ruedas por algunos enfermeros hasta la puerta, donde saludó a su gran compañera.
Cemal Senturk junto a Boncuk, su perra. Foto: AP
Luego, finalmente, este hombre turco pudo regresar a su casa y volver a ver a sus familiares. Por supuesto: Boncuk estaba allí, como una más.
Un año después, el amor entre ellos sigue tan firme como siempre: “Mi padre lo acogió hace nueve años, lo alimentó y lo crió. Y Boncuk mostró su lealtad de esta manera. Recuerdo cómo fue ese reencuentro en que Boncuk miró a su alrededor y comenzó a llorar cuando mi padre gritó su nombre mientras recibía tratamiento en la habitación del hospital. Nos sorprendió”, aseguró Ayşe, la hija de Cemal.
“A veces la miraba desde la ventana de mi habitación del hospital y gritaba su nombre. Ella ladraba y trataba de hacerse oír. Nos reunimos de nuevo y fue un momento inolvidable. Si muestras atención a los perros, verás la misma afinidad”, dijo al medio Daily Sabah Senturk todavía emocionado.