¿Cuándo se volverá a escuchar la voz de la extraordinaria soprano Anna Netrebko en el Teatro Mariinski de esa San Petersburgo que la vio consagrarse? ¿Volverá a cantar en su Krasnodar natal (muy cerca de Crimea) o en el Bolshoi de Moscú, ciudad donde era recibida casi como una emperatriz? Anna es una cantante emblemática rusa a pesar de que hoy vive en Viena. Fue en el Mariinski (sede de la Ópera Kírov) donde comenzó su carrera artística. Allí llamó la atención del director de orquesta Valeri Guérguiev, quien devino en mentor musical: debutó como Susana en Las bodas de Fígaro. Acercarse y alejarse de Putin le está costando una cancelación por partida doble. Agotó las entradas en el teatro Colón en agosto de 2018.
Anna Netrebko premiada en Múnich, octubre de 2005.
Foto: APA/ Uwe Lein.
Desde que Rusia invadió Ucrania, la soprano se ha enfrentado a una ola de cancelaciones en todo el mundo por sus vínculos con Putin en el pasado reciente. Ha cantado durante 20 años y se ha convertido en la prima donna de la Ópera Metropolitana de Nueva York: sus funciones para 2022 han sido levantadas indefinidamente. Lo mismo pasó con los teatros de ópera de Múnich y de Zúrich. Fue borrada de la gala extraordinaria del 175 aniversario del Gran Teatre del Liceu de Barcelona.También la están eliminando de las programaciones en Rusia.
Anna Netrebko es hija del geólogo Yuri Nikolaevich y de la ingeniera Larisa Ivanovna. Con solo veinticuatro años debutó en Estados Unidos y se volvió una aclamada intérprete de papeles operísticos rusos, como Natasha en Guerra y paz o Louisa en La novia del zar. Su timbre, la flexibilidad para interpretar la llevaron a incursionar en el repertorio belcantista y romántico, bajo la guía de Claudio Abbado y de la famosa soprano italiana Renata Scotto, especialista en el belcanto. En 2003, incluyó interpretaciones de Violetta en La traviata en Múnich y Donna Anna en la Royal Opera House, Covent Garden. Ese año vio también el lanzamiento de su primer álbum: Opera Arias, que se convirtió en uno de los clásicos más vendidos del año. Su segundo álbum, Sempre Libera, se lanzó al año siguiente. Cantó un Romeo y Julieta con Rolando Villazón, con el que también interpretó L’elisir d’amore como Adina en 2005. En marzo de 2006, Netrebko solicitó ser ciudadana austríaca y lo consiguió en julio de ese año. Esto provocó la primera polémica nacionalista en su país natal.
En 2012, Netrebko tuvo una actitud que le volvió como un búmerang diez años después:apoyó la elección de Putin. En 2014 entregó un cheque por un millón de rublos (18.500 dólares) para ayudar al Teatro de Ópera y Ballet de Donetsk, de la Academia Estatal de Donetsk Anatoli Solovyánenko. La cantante hizo entrega de su donación al presidente del Parlamento de la separatista y autoproclamada Unión de Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, Oleg Tsariov. También cantó el himno de Rusia en la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno de 2014 en Sochi, causando rechazos y protestas en la Metropolitan Opera (Nueva York), con opositores rusos que protestaron contra ella y Guérguiev la noche de estreno de Eugenio Oneguin. También celebró sus 50 años con un concierto en el Gran Palacio del Kremlin en 2021.
Vladímir Putin felicita a Anna Netrebko durante las celebraciones del 225º aniversario del Teatro Mariinsky, el 27 de febrero de 2008.
Foto: AP/Dmitry Lovetsky.
Este año, su exitosa carrera recibió un golpe de realidad. La invasión rusa partió las aguas y provocó una serie de cancelaciones a personajes de todas las ramas de la cultura rusa. Aunque Netrebko pidió el fin de la guerra apenas comenzada, su postura no convenció a los teatros operísticos:suspendieron sus actuaciones y ella, entonces, decidió tomarse una inesperada pausa en su carrera profesional. Hace unos días pidió micrófonos, anunció su retorno a los escenarios a fines de mayo y condenó (esta vez con más énfasis) “expresamente la guerra en Ucrania”. “Mi postura es clara. No soy miembro de ningún partido político, ni soy aliado de ningún líder de Rusia. Reconozco y lamento que acciones y declaraciones pasadas puedan haber sido malinterpretadas”, escribió en Facebook. Y recordó que, de hecho, coincidió con el presidente ruso “solo unas cuantas veces”, por ejemplo al recibir algún premio o en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi. “Nunca he recibido ningún apoyo financiero por parte del gobierno ruso y soy residente fiscal en Austria. Amo mi patria rusa y solo busco la paz y la unidad a través de mi arte”, manifestó.
La respuesta, desde el Kremlin, no tardó en llegar. “No se puede llamar a eso otra cosa que no sea traición. Voz tiene, pero conciencia no. Las ansias de enriquecimiento y fama superaron el amor por su patria”, expresó, temerario, Viacheslav Volodin, presidente de la Duma (cámara de diputados). Sin anestesia, Volodin llamó a destituir a los dirigentes de instituciones culturales rusas que no apoyen la intervención militar en Ucrania. Algo así como una nueva versión de aquel lema político de los 60 y 70 que decía:“si no sos la solución, sos parte del problema”. En la práctica, genera actitudes como la de Vladímir Mashkov, un abanderado extremo del Kremlin y director del Teatro Tabakov. En la fachada de esa sala cuelga una enorme letra Z, símbolo de la operación militar rusa. El Teatro Académico de Ópera y Ballet de Novosibirsk (Siberia) anunció la semana pasada la cancelación del concierto del 2 de junio. “La artista realizó unas declaraciones condenando las acciones de nuestro Estado. La vida en Europa y la posibilidad de actuar en los escenarios europeos es para ella más importante que el destino de su patria”, señala el comunicado del teatro siberiano. La nota agrega que “hoy no es momento para pisotear los principios a cambio de unas condiciones de vida más confortables”. “Ahora es la hora de decidir. El teatro decidió rechazar la organización del concierto”, señaló.Le va a costar mucho a Netrebko su reinserción musical y social.
Aún no está claro si logrará revivir su carrera. A favor cuenta con la invitación de la Ópera de París que anunció su papel protagónico en una producción de La Forza del destino de Verdi este año. Por el otro lado, La Metropolitan Opera de Nueva York no está dispuesta a cambiar de opinión, al menos por ahora. Peter Gelb, su director general, dijo: “Si Anna demuestra que se ha desvinculado verdadera y completamente de Putin a largo plazo, estaría dispuesto a tener una conversación”.
Peter Gelb, director general de la La Metropolitan Opera de Nueva York.
Foto: AP/Jennifer Szymaszek.
“Está condenada si lo hace, condenada si no lo hace”, resumió con precisión Simon Morrison, profesor de música de la Universidad de Princeton experto en Rusia. “La cancelan por sus años de pro-putinismo, luego critica la guerra para salvar su carrera internacional, y después es castigada en casa por preocuparse más por sus conciertos que por ‘el destino de Rusia’”. Netrebko ha caído en una trampa de canceladores opuestos. En definitiva, una consecuencia que genera la barbarie del siglo XXI.
