Días atrás, los representantes de Estados Unidos, Indonesia y Argentina en el llamado Grupo de los 20 mantuvieron junto a otros funcionarios una reunión discreta cuyo contenido no se difundió hasta este lunes.
En la misma participó Jorge Argüello, que es el representante argentino ante el G20 (se los llama sherpa) a la vez que embajador en Washington de la Argentina.
En el cónclave se trataron los preparativos de la que será la cumbre número 17 del G20 que tendrá lugar en Indonesia, pero también abordaron la crisis mundial, económica y humanitaria que arrastra la invasión de las fuerzas de Vladimir Putin a Ucrania.
En esa reunión, se dejaron ver desde el vamos las divisiones que hay frente al reclamo del gobierno de Joe Biden de que hay que expulsar a Rusia del emblemático grupo de potencias y países emergentes. Y el Gobierno argentino manifestó del lado de los países que “no están de acuerdo con la expulsión de ninguno de sus miembros”, señalaron.
Como antecedentes de esta discusión, en su momento, el Reino Unido quiso expulsar a la Argentina cuando gobernaba Cristina Kirchner y las tensiones por Malvinas se habían exacerbado. Pero ello ni avanzó. Pero ahora, frente a Rusia Washington desplegó una dura diplomacia buscando aliados para frenar, sancionar y aislar a Putin.
Para el caso, varias cuestiones se consideran hasta llegar a esta posición. Desde un llamado del secretario de Estado Anthony Blinken al canciller Santiago Cafiero para asegurarse que el gobierno de Alberto Fernandez apoyaría la iniciativa de Biden de suspender del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a Rusia, al enojo del cristinismo por esta última posición.
Y así fue. Argüello estuvo en Buenos Aires sobre el fin de semana del 2 de abril y en un almuerzo con Alberto F. y Cafiero se decidió el voto para suspender a Rusia del Consejo de DDHH de la ONU. La iniciativa se aprobó en la Asamblea General por 93 votos a favor. Y el gobierno fue junto al de Washington. Brasil y Mexico, los otros dos latinoamericanos del G20 se abstuvieron.
Reiteradamente Blinken y como lo hizo el embajador Marc Stanley en su entrevista con Clarín del domingo, manifestaron ser aliados de Argentina en el Consejo, presidido precisamente por los argentinos durante los próximos dos años. Stanley dijo incluso estar “orgulloso” de esa posición.
A la vicepresidenta ese voto del Gobierno no le cayó bien. Ella misma puso al embajador en Moscú, Eduardo Zuaín, para monitorear ese vinculo. Y ni siquiera ha condenado la invasión a Ucrania. Como suele ocurrir, los comentarios provinieron alrededor de la ex presidenta, como el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados, Eduardo Valdés, que es amigo de Alberto Fernández y al mismo tiempo cercano a Cristina.
Este domingo dijo en una entrevista que “sí que sorprende la votación de Argentina y sorprende por qué la verdad que la política internacional de la Argentina tiene la neutralidad que no es un acto pasivo sino que es un ejercicio activo y esa neutralidad se hubiera correspondido con una abstención en la votación de Naciones Unidas respecto de si se suspendía o no a la Federación Rusa de la Comisión de Derechos Humanos”. Afirmó también que esperaba una “investigación primero” de lo ocurrido en Ucrania en referencia a la matanza de civiles que se le atribuye a las tropas rusas.
Por otro lado, trascendió que el presidente habría transmitido que quería abstenerse y no suspender a Rusia del Consejo, como terminó haciéndose tras la charla con Blinken-Cafiero-Argüello.
Pero en el cristinismo acusan al Gobierno -e incluso al secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz- de estar haciendo estos movimientos contra Rusia “sólo para conseguir” una reunión de Alberto Fernández con Biden en la próxima Cumbre de las Américas que tendrá lugar en junio, en Los Angeles.
Más radicalizada en sus posiciones fue la ex embajadora en Reino Unido y Venezuela de Cristina Kirchner. Alicia Castro posteó en su Twitter la entrevista de Clarín a Stanley y escribió: “Repugna la felicitación paternalista y condescendiente del Embajador Marc Stanley @USAmbassadorARG como si el accionar del gobierno argentino estuviera diseñado para complacer las imposiciones de la política exterior de los Estados Unidos”. Y habló de un gobierno “peón” de EE.UU.
