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Una joven estudiante, que en la actualidad tiene 25 años, contó los sucesos paranormales que le ocurrieron en una vivienda de alquiler, la cual asegura que está embrujada. Su anécdota es la siguiente:

«Antes de iniciar con mi historia ruego sepan entender el reservar mi identidad. En la actualidad tengo 25 años y estoy finalizando mi carrera universitaria, llevo una vida normal como cualquier otra persona, pero por ahí recuerdo mi experiencia con lo inexplicable y he llegado al punto en que siento que es necesario contar este suceso«, comienza.

«Toda mi infancia y buena parte de mi adolescencia nos pasábamos de alquiler en alquiler y fue así que en el 2015 llegamos a comprar una casa en el barrio San Martín. Durante los primeros meses que vivimos en dicho domicilio, no ocurrió nada fuera de lo normal. Yo estaba muy conforme; al ser una casa perfecta para mi familia. Es en junio de aquel año que comienza a manifestarse una serie de hechos sobrenaturales, eventos que fueron de menor a mayor intensidad, hasta lograr que fuera imposible poder seguir allí viviendo, creer o reventar», continúa.

«Meses antes nos visitaron mis abuelos, ellos venían de Buenos Aires. Tras muchos años sin vernos, la vida misma que nos había separado anteriormente ahora por motivos de mi cumpleaños nos volvía a reunir, toda la familia contenta. Pero todo cambió la noche anterior de mi cumpleaños. En tal ocasión extrañamente me fui a dormir muy temprano y tuve un sueño espantoso. En él me encontraba sentado en una silla del comedor y en mis manos reposaba un libro muy grande«, agrega.

«Al momento de abrirlo veo aterrada varias fotos de personas muertas, desmembradas, quemadas y mutiladas. Las fotografías eran imágenes en blanco y negro, impresionado y en shock tiré el libro, cuando este toca el suelo se envuelve en unas flamas abrazadoras, paralelamente y en consonancia se originan gritos agudos y desgarradores que me rompían los oídos. Esto fue lo último que recuerdo antes de despertarme con el corazón latiendo a mil. Era un simple sueño«, comenta.

«Más tranquila, me levanto de la cama, y voy al baño. En aquel segundo que me aprestaba a encender la luz sentí como si alguien pusiera una mano áspera y pesada sobre mi hombro derecho, me doy vuelta y no había nadie, solo el silencio reinaba en medio de la oscuridad. Al ver a la nada misma me congelé, quise simular que no había pasado tal cosa y que esto era una mala jugada de mi mente que aún no se despertaba del todo, pero fue imposible. Aterrorizada, comienzo a escuchar unos pasos dentro del baño, era como si alguien estuviese caminando en ese pequeño ambiente«, detalla.

«Prendo la luz y para mi sorpresa todo se calmó, tras esto me dispuse a lavarme la boca, y en ese momento, en ese bendito segundo que termino de cepillarme los dientes, veo estupefacta por el espejo del baño a un hombre parado al lado mío. Volteo por acto reflejo y lo que vi quedó grabado a fuego en mi mente. ¿Me creerían si les digo que lo que vi era solo el torso de una persona? Me explico mejor; eso no tenía piernas, lo único que estaba ahí era la mitad de un cuerpo. Por inercia empecé a gritar con la esperanza de que alguien de mi familia me socorriera«, subraya.

«Como era de esperar, desperté a todos en casa, me costó muchísimo calmarme, y explicar lo vivido minutos antes. Podía ver como se dibujaba la incredulidad en el rostro de mis padres y abuelos. Trataron de convencerme que todo era producto de una pesadilla. Me acosté nuevamente en mi cama con un torbellino de emociones; miedo, y pánico por lo vivido en el baño y por otro lado, bronca y enojo para con mi familia por su escepticismo. A los pocos días mis abuelos volvían a Buenos Aires y nosotros volvemos a la cotidianidad de nuestras vidas pero creo que esa noche en que soñé con el libro marcó un antes y un después en mi casa«, manifiesta.

«Se hizo común escuchar pasos por los pasillos y ambientes de la casa durante altas horas de la madrugada. En la cocina se producían ruidos de ollas, cacerolas y vasos que se rompían, pero uno al entrar hallaba todo en un perfecto orden. Para empeorar la situación el sistema eléctrico comenzó a fallar, de forma diaria había cortes de luz. Aún cuando trajeron varios electricistas particulares ninguno pudo dar con la razón de estos cortes, incluso ante varios reclamos efectuados por mi papá a la empresa prestataria del servicio de electricidad, sus técnicos especializados no encontraron la causa de tales fallos», suma.

«Con el correr de las semanas, los ruidos se hicieron más frecuentes hasta el punto en que ya no solamente se oían por la noche, también a plena luz de día, podías escuchar pasos y carcajadas por toda la casa. Hasta el día de hoy no me puedo sacar de la mente esos malditos ruidos, y un crujido peculiar que erizaba la piel. Los sucesos ocurrían todos los días por lo que hicimos curar la casa bendecirla, pero no había caso, vivir allí era una pesadilla sin fin. Con unos ahorros y un par de préstamos bancarios nos hicimos de una casa, en donde hasta el día de hoy no ha pasado nada raro. En el presente esto es algo que no hablamos y deseamos olvidar pero es imposible, es más hubo otro acontecimiento paranormal que tuvo como protagonista a mi padre«, cuenta.

«A los días de haber llegado a nuestra nueva casa, mis padres al acomodar los elementos que trajimos se percatan que por salir a las apuradas, anteriormente, se habían olvidado de ciertas cosas que necesitábamos y eran indispensable para el día a día. Es así que mi padre decide ir solo a aquella casa extraña donde vivimos. Estando en el lugar rápidamente comienza a cargar en un bolso todo lo que nos olvidamos pero en medio de esa labor oye un ruido muy peculiar. El bullicio tenía eco en una habitación que solíamos usar como depósito para cosas viejas«, indica.

«Movido por la curiosidad se acerca, abre un poco la puerta de la pieza, y ve por la rendija de la entrada a un hombre parado con la cabeza y manos apoyadas sobre la pared. Eso bastó para persignarse, agarrar el bolso sin importarle si faltaba algo y marcharse del lugar«, finaliza.





Fuente Nuevo Diario