La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, dijo este miércoles que el gran desafío con la Argentina ahora es “la implementación del programa” que debe ser “recalibrado” y que las revisiones “están en progreso”. Alertó sobre “el gran riesgo” de la inflación.
Georgieva habló en el marco de la Asamblea de Primavera del Fondo y el Marco Mundial que se realiza estos días en Washington de forma presencial y virtual. La jefa del organismo presentó su Informe Global de Políticas y luego contestó preguntas de algunos periodistas.
Georgieva fue consultada sobre Argentina y los desafíos del programa firmado en marzo. La funcionaria contestó: “Tenemos un objetivo en común y que es tener un programa que se pueda implementar exitosamente y ayude a los argentinos. De manera que el desafío en los próximos días es la implementación”.
Y agregó que “la implementación debe ser recalibrada para reflejar los cambios en la economía global. En el caso de Argentina, algunos cambios son positivos porque Argentina es un exportador de materias primas”.
Para Georgieva, “el gran riego es la inflación, que está incrementándose también por factores exógenos y se prestará atención también en cómo traer a la inflación al punto de que la gente en Argentina confíe en que sus ahorros pueden ser en su moneda.
“Las revisiones se han acelerado y muy pronto estarán preguntando a nuestro equipo y las autoridades argentinas niñas sobre los resultados de la revisión a medida que progrese”, señaló.
Georgieva había sido consultada también sobre los riesgos de las divisiones políticas en Argentina, pero evitó referirse a ese tema.
En su presentación inicial, Georgieva hizo referencia a la crisis global. “Nos reunimos en un momento trascendental para el mundo, enfrentando una crisis tras una crisis. La guerra encima de la pandemia. Es como ser golpeado por otra tormenta antes de que nos hayamos recuperado de la última”, dijo Georgieva.
“El resultado es un revés masivo para la recuperación mundial”, y explicó que habían reducido el pronóstico de crecimiento global a 3,6% tanto para este año como para 2023, con rebajas para 143 países.
También alertó sobre otra consecuencia: la aceleración de la inflación, que se ha convertido en “un peligro claro y presente para muchos países” ya que el aumento de los precios de los alimentos y el combustible “está presionando los presupuestos de las familias hasta el punto de ruptura”.
También señaló el impacto de posibles riesgos futuros: “el endurecimiento financiero, la alta deuda y los frecuentes y amplios confinamientos en China, que causan más cuellos de botella en las cadenas de suministro globales, son nubes oscuras adicionales que pesan sobre la economía global”.