“¿Dónde está Wado?“. La pregunta se repetía entre los funcionarios en el Salón Eva Perón. Ya habían pasado varios minutos de las 7.30, la hora trazada por Juan Manzur para la convocatoria y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, no aparecía. Minutos antes, el jefe de Gabinete y Aníbal Fernández habían defendido férreamente a Alberto Fernández y lanzado duros cuestionamientos a La Cámpora tras los dichos de uno de sus referentes, Andrés “Cuervo” Larroque.
Las especulaciones estaban a la orden del día. Mientras entre los ministros crecía el desconcierto, Clarín consultó al Ministerio del Interior por el motivo de la ausencia de De Pedro, la más rimbombante de otras cuatro bajas en la cumbre, pero en ese momento no hubo ninguna aclaración al respecto. Sus colaboradores no estaban al tanto de lo que sucedía. Todo hacía pensar que se trataba de una reacción del ministro de mayor confianza de Cristina Kirchner a los filosos reproches que se habían escuchado en la previa desde el albertismo, al cabo de otra jornada en la que habían recrudecido los cruces.
“El Presidente, cuando le propuso al pueblo argentino participar de esta situación, propuso jugar todos los días con una camiseta para tratar de ganar los partidos que venían, que eran muy difíciles. La realidad es que acá encontrás un montón de otros (compañeros) que teóricamente jugaban con vos y ahora los ves con la camiseta de otro color“, había lanzado el ministro de Seguridad.
Recién a las 8.36 desde Interior aclararon que el ministro no participaba de la reunión “debido a una situación de salud de uno de sus hijos” y que “le informó temprano al jefe de Gabinete” sobre “los motivos de su ausencia”.
Luego, según fuentes de la reunión, Manzur puso al tanto al Gabinete de que De Pedro como Julián Domínguez (Agricultura) estaban demorados aunque no ahondó en detalles. Es decir, dejó abierta la puerta para que se sumaran. Pero el contexto de en el que se daba la ausencia de De Pedro mantenía las dudas de varios de los ministros. Las caras largas de los presentes no se disimularon ni siquiera para el video oficial de la cumbre que distribuyó Presidencia.
Fueron momentos de extrema tensión. Sobrevoló el fantasma de las “renuncias a disposición” que lideró De Pedro en septiembre. Que no estuviera presente fue interpretado como un desplante al Ejecutivo y el anticipo de una nueva avanzada de Cristina y su agrupación sobre Fernández.
El resabio por el tuit de la vicepresidenta, en el que advirtió que se puede “ser legítimo y legal de origen y no de gestión” todavía estaba latente. “Fue un misil clarísimo, pero ya no es novedad: no tienen ni quieren la paz”, se descargó un asesor del Presidente.
“Para los que están haciéndose los rulos con las ausencias: Wado tiene a su hijo con un problema, pero viene más tarde”, se anticiparon desde la oficina de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti. Desde adentro de la reunión, la flamante secretaria de Comunicación y Prensa de la Presidencia de la Nación se esforzaba por desactivar las versiones que surgían desde el propio Gabinete.
Domínguez llegó primero que De Pedro, pero su demora no había inquietado a nadie. Incluso cuando se sumaba a las ausencias con aviso de Matías Lammens (Turismo) y Jorge Ferraresi (Desarrollo Territorial y Hábitat), ambos de gira por Cuba; Tristán Bauer (Cultura), con Covid, y Alexis Guerrera (Transporte), por motivos personales.
En tanto, a las 8.53 desde Interior informaron que “la situación de salud planteada está contenida” y que De Pedro estaba “regresando con su hijo a la casa y de ahí se sumará a la reunión de Gabinete”. Sugerían que podía unirse vía Zoom.
Sin embargo, apenas unos minutos después, a las 9.08, agregaron que “Wado de Pedro arribó minutos antes de las 9 a Casa Rosada“.
El ministro, que suele hacer un culto del hermetismo, esta vez sufrió el impacto de la falta de precisiones en torno a sus movimientos.
Ya iba más de una hora de reunión . Al rato, 9.20 se retiró Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) para encabezar un acto en Pacheco en la automotriz Volkswagen. Para ese evento había comprometido su presencia Fernández y figuraba en la agenda presidencial. Fue la excusa de gestión que se dio para explicar porqué no estaría presente en la reunión de Gabinete. Finalmente, a media mañana, se informó que el jefe de Estado tampoco estaría allí.