La seguidilla de ataques contra productores agropecuarios continúa y esta vez el blanco fue un silobolsa del sudoeste de Córdoba. Muy cerca de Villa Valeria, un pueblo de 3.000 habitantes ubicado en el límite con San Luis, desconocidos rompieron las bolsas cargadas con soja recién cosechada del ingeniero agrónomo Germán Muller, productor y asesor de la zona.
Allí, junto a sus cuñados, Müller alquila y trabaja algunos campos, y no es la primera vez que son víctimas del vandalismo. Según sostiene, “no se trata de algo contra nosotros, ni un daño para robar los granos, sino seguramente de adolescentes que andan por los campos cazando o dando vueltas y rompen los bolsones“, dijo el ingeniero. El año pasado, además, sufrieron la quema de un lote.
“Hay un abandono del Estado en cuanto lo que es educación y trabajo. Los chicos, en lugar de estar en la escuela o en el club practicando deporte, están en el campo haciendo daño. No fue grave la pérdida pero uno siente impotencia como ciudadano porque siente que como sociedad no estamos bien”, expresó Müller.
El productor estima que perderán unos 500 kilos de soja. “En esas bolsas hay un año de laburo y por picardía, por no tener cultura del trabajo, por desconocer el esfuerzo que uno hace para producir y todo el trabajo que hay detrás, hacen estas cosas”, señaló.
En Villa Valeria, la gran parte de sus habitantes viven de empleos vinculados a la producción agropecuaria. “Nosotros alquilamos los campos, la maquinaria, le damos trabajo al molinero, al que embolsa, a mucha gente, y no somos ricos, hay mucha inversión y tomamos muchos riesgos para producir, cosas que no se conocen”, enumeró.
De acuerdo a Müller, “quien daña el esfuerzo del prójimo es porque no lo entiende“. Y así allí apuntan sus críticas: “No es tanto el daño económico sino la falta educación y cultura de trabajo en la Argentina” lo que le duele como ciudadano. “¿Cuando lo van a entender “gobernantes”?”, se preguntó.
Para el ingeniero, es necesario replantearse “muy seriamente” el tema educacional en el país. “Capacitar docentes, pagarles bien, que rindan exámenes, mejorar la instituciones, darle herramientas para poder enseñar. No ocultemos el déficit que tenemos haciendo pasar los chicos por decreto”, opinó. “Estamos en una etapa muy difícil del país, hay gente que le cuesta llegar a fin de mes, hay muchos déficit que hay que mejorar y los políticos no lo entienden, les falta caminar por el interior, andar y ver qué sucede”, remarcó Müller.
Las pérdidas por este tipo de delitos son millonarias.
Este nuevo hecho delictivo se suma a otros como el ocurrido al comenzar el mes en Josefina, a pocos kilómetros del límite entre Córdoba y Santa Fe, cerca de las ciudades de San Francisco y Rafaela, donde diez personas rompieron y robaron 45.000 kilos de soja que la familia Ribodino almacenaba en silobolsas.
O el ataque sufrido por René Brusa a mediados de abril en Colonia San José, a 20 kilómetros de la capital de Santa Fe, a quien le robaron 70 metros de silobolsa para llevarse los 100 kilos de plástico dejando el forraje a la intemperie, arruinándole la reserva de alimento de los animales para dos años.
Y también a lo padecido por los hermanos Héctor, Sergio y Gustavo Sain a quienes en un año les rompieron ocho silobolsas de maíz y les robaron 38 camiones de soja que cultivan una gran superficie en un radio de 150 km alrededor de Villa Minetti, en el norte de Santa Fe. Y la lista podría continuar largamente, ya que los daños y robos se producen cada vez con más frecuencia en los campos argentinos, causando graves perjuicios a los productores agropecuarios y al país.
