“Es una decisión exagerada”. “No es un colegio, es el Ejército”. Así, angustiada, Pauline Pollard define la actitud que tuvo la escuela a la que asiste su hijo para con el niño.
Y la polémica quedó abierta: ¿cuáles son los límites de la autoridad? ¿Qué se considera una travesura y qué mala conducta?
Ocurre que el pequeño Mitchell, de 12 años, fue expulsado del colegio por haber llevado una pistola de juguete negra y amarilla a un local de comidas rápidas y dársela a un amigo que, según la mujer, “le disparó un par de perdigones a otros dos alumnos”.
Por su parte, la institución insistió en que cualquier decisión de excluir a un alumno no se toma a la ligera. Sin embargo Pauline (53) sugirió que los métodos de castigo fueron un tanto extremos.
Qué fue lo que ocurrió
Si bien todo intentó “ser una broma”, las cosas no terminaron bien para Mitchell y su familia.
Pauline asegura que su hizo fue injustamente expulsado de la escuela. Foto: Birmingham Live
El hecho de que llevara una pistola -según su madre, de juguete; según la escuela, de aire comprimido- a un McDonald’s antes de ir a clases fue severamente castigado y el niño perdió su matrícula, informó The Mirror.
De hecho, ya fue expulsado de Christ Church, en Yardley Wood, Birmingham, en Gran Bretaña, un colegio nuevo que abrió sus puertas hace poco más de seis meses.
Pauline, que trabaja como empleada de limpieza, afirmó que su hijo fue víctima de un “trato injusto” y comparó a la institución con un “campamento militar”.
Para la mujer, el chico no era “un descarriado” y “llegaron a considerarlo un peligro” a pesar de que no dañó a nadie, destacó el medio.
“Nos dimos cuenta pronto que la escuela es bastante dura -dijo Pauline-. Y si bien creo que está bien que traten de establecer un punto de referencia y un precedente para una escuela nueva, fueron un poco exagerados en el castigo”.
Del lado de enfrente, Mark Bowman Dalton, el director del colegio, aseguró que: “Cualquier exclusión no se hace a la ligera y seguirá la orientación legal establecida por el Departamento de Educación. Cada caso se trata de manera justa y será revisado por un panel de expertos”.
Y agregó: “Christ Church, la Academia Secundaria de la Iglesia de Inglaterra establece límites claros que fomentan un comportamiento excelente y garantizan la seguridad y el bienestar de todos en el entorno de aprendizaje”.
La defensa: ¿está bien el castigo?
Durante la audiencia en la que la junta directiva de la escuela confirmó la exclusión, Pauline dio “referencias impecables” en nombre de su hijo.
Entre otras cosas, afirmó que llevó el testimonio del trabajador del local donde Mitchell le dio el arma a su amigo. Además, la mujer afirmó que el arma había sido entregada a la Policía, que en ese momento no encontró motivos para investigar.
Además, quiso dejar bien en claro que no era una pistola de aire comprimido la que había llevado el niño porque no disparó balines sino “pequeñas bolitas de plástico”.
Pero según la fuerza policial, las pistolas de aire comprimido que disparan bolas de plástico o aluminio “pueden o no ser consideradas armas de fuego, por lo que pueden o no estar prohibidas”.
Sin embargo, de acuerdo The Mirror, Pauline aseveró que hubo un “malentendido” una semana antes que dejó una mancha en el historial de Mitchell.
Durante un debate en clase sobre las tres cosas que los alumnos llevarían a una isla desierta, contó que su hijo de 12 años bromeó acerca de empacar un par de tijeras para “apuñalarse en el cuello”, ya que no querría estar solo.
Este es Christ Church, la escuela de Yardley Wood de donde expulsaron a Mitchell. Foto: Birmingham Live
De acuerdo a la mujer, el profesor entendió mal este comentario y pensó que el niño los estaba amenazando.
Ahora, Pauline está en proceso de apelar esta decisión.