Aunque suspendió una audiencia con el canciller Santiago Cafiero por supuestos problemas de salud, el Papa Francisco retomó sus periódicas reuniones con funcionarios argentinos. La semana pasada recibió al ultra kirchnerista secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, quien acudió al Vaticano para avanzar en las gestiones que permitan acceder a los archivos de la Iglesia sobre la dictadura argentina.
Según informaron en el organismo que dirige Pietragalla, el funcionario viajó a Roma para “dar impulso a los procesos que se realizan por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Argentina”. En su visita -advierten desde el gobierno- el funcionario también se reunió con funcionarios judiciales, abogados y fiscales italianos.
Además de la audiencia con Francisco, en el Vaticano Pietragalla también y la embajadora argentina ante la Santa Sede, María Fernanda Silva, se encontraron con el secretario de Estado Pietro Parolin.
En 2016, Francisco ordenó la desclasificación de los archivos del Vaticano correspondientes a los años en que transcurrió la dictadura argentina, que en gran parte corresponden a “cartas de familiares en busca de ayuda en la Iglesia, así como respuestas y gestiones realizadas por la institución”.
La audiencia de Francisco con Pietragalla tuvo lugar unos días días después de la visita del jefe de asesores de Alberto Fernández, Juan Manuel Olmos, un viejo amigo personal del Papa. Olmos viajó a Roma con su esposa, María Rosa Muiños, funcionaria de la Defensoría de la Ciudad.
Antes de esos encuentros, el Papa había tenido reuniones con el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, y con el intendente de bonaerense de Esteban Echeverría, Fernando Gray, en el marco de una serie de actividades del movimiento Scholas Occurrentes.
El desfile de funcionarios argentinos por la residencia papal de Santa Marta tuvo una interrupción abrupta a mediados de abril, cuando Francisco suspendió la audiencia que tenía agendada con Santiago Cafiero, que había planeado una gira por Italia para entrevistarse con él. Para más suspicacias, ese mismo día por la tarde el Papa recibió a un grupo de jóvenes misioneros. Después de eso, el canciller y Francisco cruzaron una breve comunicación, formal, para despejar tensiones.
La suspensión a Cafiero, un dirigente cercano a la Iglesia -su padre fue embajador ante la Santa Sede- no pudo caerle al Gobierno en un peor momento: semanas antes, el Papa había recibido en privado, y a solas, a Eduardo “Wado” de Pedro, un encuentro -según fuentes del entorno del ministro del Interior, duró más de una hora- celebrado por el kirchnerismo.
La secuencia, que luego de aquel frenazo fue retomada con las visitas de los participantes a las jornadas de Scholas, Olmos y ahora Pietragalla, podría tener una escala sobresaliente, si Francisco aceptara el pedido de audiencia que le hizo llegar Cristina Kirchner.
