Campeón de la Copa Argentina. Campeón de la Copa de la Liga Profesional. A punto de jugar los octavos de final de la Copa Libertadores. El criticado nivel de juego muestra mejoría partido a partido y durante mayores lapsos en cada encuentro. Y de golpe, de la nada, estalla una bomba. Otra más.
Detrás de la sanción de Sebastián Battaglia a Marcos Rojo y Darío Benedetto excluyéndolos del partido de este miércoles con Ferro en La Rioja hay varias historias y algunos interrogantes.
El técnico marginó a los dos peso pesados del vestuario porque la semana anterior había castigado a Jorman Campuzano. Las razones eran las mismas: el colombiano no fue al entrenamiento previo al partido con Arsenal y quedó fuera de los concentrados. Rojo y Benedetto se ausentaron de la práctica del domingo destinada a quienes no iban a integrar el equipo del debut ante los de Sarandí.
A Sebastián Battaglia lo respaldan los resultados. Foto: MARCELO CARROLL – Clarín.
Fue un golpe de autoridad del técnico. Demostró que la misma ley corre para todos. La pregunta es cómo seguirá la relación entre Battaglia y los dos jugadores que pisan fuerte en el vestuario. El entrenador tuvo el visto bueno del Consejo de Fútbol cuando marginó a los tres futbolistas. Riquelme respaldó a Battaglia.
Mucho antes del affaire del fin de semana se conocieron los casos de supuestas intoxicaciones de Zambrano, Sebastián Villa y Edwin Cardona. Luego estalló el caso Almendra. Una discusión del jugador con Battaglia en medio de un entrenamiento le valió el exilio. La decisión del DT fue aceptada por el plantel con un vocero oficioso quien declaró: “Más allá de que jugar de titular o suplente, uno siempre tiene que estar sumando. En este caso no era así, nunca entendió Agustín la camiseta que tenía puesta”.
El que había hablado era Benedetto. Quien había dado cátedra sobre el profesionalismo cometía el mismo pecado que había criticado.
Battaglia y Benedetto. Foto MARCELO CARROLL – Clarín.
La separación de los dos jugadores produjo múltiples reacciones, sobre todo en las redes. Boca es Boca, en las buenas y en las malas. Y Almendra le puso “like” a varios textos que destrozaban a Benedetto.
De aquí en adelante los focos estarán puestos no sólo en el verde césped de la Bombonera o donde Boca juegue, sino en el vestuario y en el día a día. ¿Cómo convive un plantel de éxitos recientes con estos escandaletes?, ¿qué repercusión tendrán en el juego del equipo?
Esas preguntas serán respondidas por el tiempo. La que necesita una respuesta certera es ¿por qué pasa lo que pasa?.
A pesar de que Battaglia dio un puñetazo en la mesa, hay un problema de liderazgo. Ninguno de los cuatro miembros del Consejo de Fútbol salió a dar la posición del club. No es un tema menor. Es el mismo Consejo que licenció a Villa cuando fue denunciado por su ex pareja hasta que se expidiera la Justicia, se dijo entonces. La licencia terminó pronto y cuando Boca lo necesitaba, Villa volvió a jugar en el equipo de Russo.
“Lo que pasa fuera de la cancha es otro tema”, dijo Riquelme tras la semifinal de la Copa de la Liga Profesional ante Racing, cuando lo consultaron sobre el caso de Villa.
Battaglia pegó un grito. ¿Lo escuchan los jugadores? Asunto colateral de ese liderazgo en duda del DT y discutible del Consejo, aparece el liderazgo entre pares.
Rojo es un jugador de gran trayectoria, un mundialista y comete una falta que su compañero Benedetto consideró grave cuando el protagonista fue Almendra. Y el mismo Benedetto, recuperado del fútbol europeo en buena medida para reconstruir el plantel que dejó Russo, lo descubren cruzando el semáforo en rojo.
¿Perderán valor las voces de Rojo y Benedetto? Influyen en la vida cotidiana pero también en el juego porque son parte de la zona medular del equipo. A Boca le va bien en la competencia. Pero insiste en tirarse tiros en los pies. ¿Por qué?.