“Inmensamente agradecido a Cristina Caamaño, que espero que me siga ayudando a gobernar bien, porque la verdad es que el trabajo que ella hizo en la AFI ha sido de una magnitud incalculable”, aseguró el martes Alberto Fernández, horas antes de embarcarse hacia Los Ángeles, Estados Unidos, para participar de la Cumbre de las Américas.
Con Agustín Rossi designado al frente de la Agencia Federal de Inteligencia, el Presidente creyó que debía agradecerle a Caamaño por su intervención de casi dos años y medio en ese organismo, y le ofreció en ese sentido la embajada en Israel de la que Sergio Urribarri fue finalmente desvinculado a fines de mayo, semanas después de ser condenado en Entre Ríos por corrupción.
Según fuentes oficiales, Caamaño quedó en responder el ofrecimiento presidencial. No es, de todos modos, la única candidata: hay algunos colaboradores del jefe de Estado que le acercaron el nombre de otro dirigente, según trascendió, con vínculos fluídos con la comunidad judía.
Hace nueve días, con la firma del canciller Santiago Cafiero, la Casa Rosada desvinculó formalmente a Urribarri de la embajada de Israel, más de un mes después de que el ex gobernador fuera condenado a ocho años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por los delitos de negociaciones incompatibles con la administración pública y malversación de fondos.
Por unanimidad, la Justicia entrerriana sentenció que había formado parte de un esquema de desvío de fondos durante su gestión como gobernador, entre el 2010 y el 2015. Urribarri puso entonces a disposición su cargo diplomático, pero el Presidente y el canciller finalmente lo hicieron efectivo a fines del mes pasado.
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