El derrumbe del mercado de las criptomonedas produjo mucho nerviosismo en los inversores argentinos. Los fantasmas más temidos resurgieron este lunes negro con mucha nitidez. Por un lado, la más popular de todas, el bitcoin, cayó 16% en un día y casi 28% en la última semana para ubicarse por debajo de los US$ 23.000, su nivel más bajo en 18 meses. Por otro, dos conocidas plataformas, Celsius Network y Binance, limitaron los retiros por problemas técnicos, imágenes muy crueles que remiten al corralito de 2001.
El escenario actual es de total incertidumbre y desconcertante. El precio del bitcoin acumula una baja del 46% en el año, y de un 65% desde los máximos históricos que alcanzó en noviembre pasado, cuando rozó los US$ 69.000. Tal como suele ocurrir, las subas atraen nuevos ahorristas al sistema y los ahuyenta en las caídas. De hecho se creó el índice “ambición y pánico”, que refleja el estado emocional de los depositantes.
El brutal desplome del bitcoin acompaña la caída de los mercados financieros por temor a un rebrote inflacionario en el mundo. No obstante, la credibilidad de las criptos recibieron un duro golpe semanas atrás, con el colapso de Terra Luna, una stablecoin que prometía la paridad 1 a 1 con el dólar. Todas noticias intranquilizadoras para los que buscaron refugio en las cripto.
“El 50% de los nuevos usuarios en el país entró en los últimos dos años y hay gente muy nerviosa por la volatilidad del precio”, describe Manuel Beaudroit, fundador y CEO de la app Belo. Señala que el comportamiento de “los que están hace tiempo, en general no se quejan porque saben que el precio puede volver a subir”.
Además de Belo, en el mercado local compiten varias plataformas y aplicaciones móviles, entre ellas Ripio, Satoshi Tango, Buenbit, la mexicana Bitso, Bitex y Lemon Cash. Son todas exponentes de startups volcadas a la compra, venta y almacenamiento de bitcoins y ethereum, por ejemplo. La inversión promedio, coinciden en el sector, va de $ 25.000 a $ 50.000“. En Belo ronda los US$ 200”, admite Beaudroit.
“Este lunes el sitio tuvo mucho volumen de transacciones. Hay mucha gente asustada y por eso se produce la corrida”, explica Matías Bari, de Satoshi Tango. El ejecutivo dice que le llueven llamados telefónicos de sus clientes y que a todos le explica que “es un movimiento bajista, una gran corrección que también ocurre en otros mercados financieros”.
Sebastián Serrano, CEO y fundador de Ripio, sostuvo que la caída de las cripto se dan en un contexto general “horrible”. Sin embargo, asegura que en su plataforma (la principal del país) el volumen de operaciones aumenta y “en general es gente que compra”. Por este motivo, “creo que el precio está llegando a su piso”.
El cimbronazo en las cripto se amplificó por las trabas a los retiros de Binance y Celsius Network. Esta última es una de las plataformas de préstamos criptográficos más grandes del mundo y administra unos US$ 12.00 millones en activos de sus clientes, según publicó el Financial Times. Este domingo, anunció que suspendía todos los retiros y transferencias entre cuentas debido “a las condiciones extremas del mercado”, dijo la compañía en su blog oficial.
Binance es global y opera en la Argentina. La firma comunicó que limitaba los retiros de bitcoins por inconvenientes técnicos. “Un lote anterior de transacciones se atascó debido a las bajas tarifas de transacción enviadas y, por lo tanto, resultó en una acumulación de retiros en la red”, explicaron por Twitter.
Los datos reabrieron una vez más el debate acerca de la naturaleza del bitcoin y las criptomonedas. Ya son más de 100 países que estudian nuevas regulaciones sobre una operatoria que escapa los controles de las autoridades monetarias y fiscales.
El mes pasado, el Banco Central impidió que dos entidades locales (Galicia y Brubank) ofrezcan criptos a sus clientes“El mercado cripto está bajista pero no escapa a la tendencia generalizada de otros activos financieros”, interpreta Gustavo Neffa, analista de Research for Traders. Dice que todo es parte del fin del ciclo expansionista de los banco centrales y el “fin de la plata fácil”.
