La contaminación ambiental es una de las causas del deterioro del planeta y del cambio de clima por el calentamiento global, un efecto que también deteriora la vida humana en varias facetas, incluso, la sexual.
Según un estudio científico de la doctora Shanna Swan, publicado en su libro Cuenta regresiva: el futuro de la humanidad, la contaminación está provocando el encogimiento de los penes humanos, según un científico.
Swan, profesora de medicina ambiental y salud pública en la Facultad de Medicina de Mount Sinai, en Nueva York, investigó en su libro la relación entre las sustancias químicas industriales y la longitud del pene.
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La contaminación ambiental afecta la sexualidad
El libro de la Doctora Shanna Swan sostiene que actualmente se está alterando el desarrollo reproductivo de los humanos, algo que amenaza el futuro de nuestra especie.
En su investigación, la científica expone cómo la contaminación está provocando un aumento de los índices de disfunción eréctil, un descenso de la fertilidad y un número creciente de bebés que nacen con penes pequeños.
La autora pinta un retrato sombrío de la longevidad y la capacidad de supervivencia de la humanidad.
“En algunas partes del mundo, la media de los jóvenes que hoy rondan los veinte años son menos fértiles de lo que era su abuela a los 35 años”, señala Swan, que en el libro califica la situación de “crisis existencial global”.
Una exposición de arte en Jiansu, en el este de China, inspirada en penes desmesurados. Foto/Reuter
“Las sustancias químicas de nuestro entorno y las prácticas de estilo de vida poco saludables de nuestro mundo moderno están alterando el equilibrio hormonal, causando diversos grados de estragos reproductivos”. escribió la autora.
Según el libro, los seres humanos cumplen tres de los cinco criterios posibles utilizados para definir si una especie está o no en peligro. “Sólo hace falta que se cumpla uno para lo peor”, escribió la investigadora.
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Según la investigación de. Swan, esta alteración está causada por los ftalatos, sustancias químicas utilizadas en la fabricación de plásticos, que pueden afectar a la producción de la hormona endocrina.
Este grupo de sustancias químicas pueden encontrarse en juguetes, envases de alimentos, detergentes, cosméticos y muchos más productos. Y, según la doctora Swan, estas sustancias están perjudicando radicalmente el desarrollo humano.
“Los bebés llegan al mundo ya contaminados por las sustancias que absorben en el útero”, afirma. Gran parte del trabajo de Swan se ha centrado en los efectos de los ftalatos, estudiando inicialmente el síndrome que genera esta sustancia en las ratas.
Los derivados de los plásticos alteran la genética de los humanos con consecuencias en la sexualidad.
Sin embargo, en el año 2000 se produjo un gran avance en este campo y fue posible medir dosis bajas de ftalatos en humanos.
Desde entonces, Swan se ha especializado y es autora de artículos sobre cómo estas sustancias químicas pueden transmitirse entre los padres y su descendencia, el impacto en el deseo sexual femenino y, más recientemente, en la longitud del pene.
En uno de sus estudios más famosos examinó, en 2017, la intersección entre el recuento de espermatozoides y la contaminación.
Tras estudiar 185 estudios en los que participaron casi 45.000 hombres sanos, la doctora Swan y su equipo llegaron a la conclusión de que el recuento de espermatozoides entre los hombres de los países occidentales había descendido un 59% entre 1973 y 2011.