¿Qué ocurre cuando los artistas y galeristas de otras provincias, que no acceden a la feria de Buenos Aires, logran articular una propuesta y las autoridades están de su lado empujando el carro? Ocurre ArteCo, la feria de arte contemporáneo de Corrientes capital, que reúne a galerías de todo el noreste, amplía su esfera al otro lado del puente General Belgrano e invita al mercado paraguayo en un gesto eficaz de apertura. Inauguró este jueves y seguirá hasta el domingo en la ex Usina de la compañía eléctrica estatal. Es esta su cuarta edición, luego del debut en 2019 y de dos empeñosos años en versión digital en los que, de todos modos, se compraron 50 obras.
La ex Usina Eléctrica de Corrientes –una maravillosa ruina del parque fabril argentino, construida en 1920 y desde hace 30 años desafectada– ha sido bien tuneada en clave expositiva y aloja a las quince las galerías participantes, empezando por dos de Corrientes (Jacarandá, de Goya, y Dúo Nómade, de la capital).
Se suman galerías de Chaco y de Misiones (Museo de la Triple frontera), la santiagueña Mantera, de La Banda, de Entre Ríos, Santa Fe y de Córdoba, la notable Sasha-D, con obra del correntino Luis Niveiro y de Lucas Jalowski. (Esta galería cordobesa participó con brillo en la feria federal Mapa, realizada en La Rural en marzo). La selección de los espacios intervinientes fue encargada a Adriana Almada, Gustavo Mendoza y Gustavo Piñeiro, con asesoría de Julio Sánchez.
Inauguración oficial de ArteCo 2022 este jueves. Gentileza ArteCo
El avión de amantes del arte partió el jueves por la mañana cargado de curiosidad exploratoria. Volaron en él el Ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro; la curadora general de arteBA, Lucrecia Palacios; la Secretaria de Cultura de San Isidro, Eleonora Jaureguiberry, y marchands de las galerías Hache (presente aquí con piezas del chaqueño Diego Figueroa, adelanto de la muestra que se verá en julio en Buenos Aires), de Grasa, Pasto y Herlitzka+Faria.
ArteCo no solo es un hecho refrescante, nos hace cambiar la lente incluso para apreciar las semejanzas del parentesco. Junto a las buenas obras, la comprobación de hasta qué punto las temáticas están sincronizadas con Buenos Aires y el mundo y convergen, por ejemplo, en la reconexión con el terruño y las raíces étnicas.
La ex Usina Eléctrica de Corrientes aloja ahora la feria ArteCo. Gentileza ArteCo
Pero mientras la angustia ecológica domina el arte en todo el mundo con niveles de pesimismo obsesivo, en el panorama federal de ArteCo adquiere un sesgo más afirmativo, aunque Corrientes venga de superar un incendio asolador.
Incluso la irrupción de las subjetividades queer toma otro giro. En la sección de la planta alta que reúne obras de artistas por fuera del circuito de galerías, se destacan las fotos de Claudio Ojeda –idilio de gauchos mateando en la pulpería– y en su asociación con el artesano Mauro Robin, para la bella serie de íconos a lo Gauchito Gil. Carpinchos alados, en lugar de Cupidos o Campanitas. El pop y el kitsch, en el contexto correntino, se visten de color, como los altares populares en los caminos.
Manos a la obra de la artista Julia Isidrez. Gentileza ArteCo
Las obras pueden pagarse en pesos y los galeristas quieren vender sí o sí. La galería Atocha, de Villa Crespo, ofrecía tres bellos pañuelos bordados del artista misionero Seba Báez –ñandutí sobre estampas, firma bordada en pañuelo anexo al pie–, a entre 35 y 45 mil pesos.
Antes del almuerzo las había vendido. ¿Esprit de corps?: quizá la consciencia –o las ganas imperiosas– de estar gestando algo nuevo entre todos, incluidos los coleccionistas paraguayos invitados –entre ellos, Daniel Mendonca–, más aquellos que llegaron por las suyas buscando despuntar la compra de arte argentino.
El artista Claudio Ojeda. Gentileza ArteCo
Galerías de Paraguay
Es que otra de las sorpresas de ArteCo ha sido la participación de seis galerías señeras de Asunción del Paraguay, que se vieron coronadas por ventas express en la primera hora de feria. Antes incluso de los discursos de las autoridades, se habían vendido casi todos los dibujos y acuarelas de … Pitoé, un artista de la comunidad Mbya guaraní, y las obras de la maestra ceramista Julia Isidrez, de técnica tradicional excelente y cualidad alucinatoria para interpretar el bestiario guaranítico.
Como suele ocurrir cuando uno pone un pie fuera del país, los pesos se pulverizan, pero esta vez ocurrió en casa: las ventas de las galerías paraguayas son exclusivamente en dólar papel pero los precios son friendly. Las piezas más grandes de Isidrez cuestan 400 dólares mientras los dibujos de Pitoé se vendieron a la mitad.
El curador paraguayo Ticio Escobar. Gentileza ArteCo
“Es que nosotros estamos más cerca de Asunción que de Buenos Aires”, observa Gabriel Romero, director del Instituto de Cultura de la provincia desde hace doce años, revalidado por dos administraciones y factótum de esta movida del mercado. “Asunción nos queda a 300 km; participamos de una misma región, además de la segunda lengua”.
El jueves por la tarde se presentó en una conferencia el curador paraguayo Ticio Escobar, creador del Museo del Barro y un hábil articulador de empeños entre las instituciones oficiales de su país y el sector privado.
Romero sostiene que su influencia ha sido decisiva en Corrientes (“transformó nuestras cabezas”) y cita como modelo posible de estas activaciones regionales la labor de la Fundación Texo de Asunción, vinculada a medios de prensa y que promueve becas y muestras.
Nota en desarrollo
Corrientes. Enviada Especial
MS/PC