En París, hace un puñado de días, el español Rafael Nadal logró dos hazañas increíbles para el tenis. Al aplastar al noruego Casper Ruud consiguió su 22° Grand Slam para sacarle una luz de dos títulos en ese tipo de torneos a Novak Djokovic y Roger Federer. Y, además, significó su 14°Roland Garros.
La pregunta sobre quién es el mejor jugador de la historia tiene diferentes aristas para ser analizada primero y respondida después. Es cierto que el mallorquín les sacó una buena ventaja con aquel número (22) al serbio y al suizo pero sus dos adversarios en esa carrera por ser el GOAT(abreviatura de “Greatest Of All Times”, que en español significa “El más grande de todos los tiempos”) también ofrecen evidencias de sus tremendas carreras en otros rubros estadísticos.
Aquí, entonces, el equilibrio existe y da para el debate. Lo que no puede ponerse en discusión bajo ningún concepto son las 14 réplicas de la Copa de los Mosqueteros que Nadal tiene en su casa. Eso es indescriptible, no tiene lógica. Es un sueño hecho realidad. Ganar en una sóla superficie -y en el torneo más importante- esa enorme cantidad de títulos es… ridículo. ¿Algo más? Los 14, que lo posicionaron claramente como el mejor de todos los tiempos (¡aquí sí es el GOAT!)en polvo de ladrillo, influyeron notablemente para llegar a aquellos 22.
Por todo eso, los 14 Roland Garros de Nadal son más relevantes que sus 22 Grand Slams.
Los argentinos inflan el pecho con orgullo con los dos títulos conseguidos por Guillermo Vilas y Gastón Gaudio en Bois de Boulogne. Y está bien que así sea. Sólo hay que preguntarles a ambos lo que les costó consagrarse en 1977 y 2004, respectivamente. Hasta ahí, OK. El punto es que Rafael Nadal multiplicó por 14 las hazañas de Vilas y Gaudio. Una verdadera locura. Un enorme disparate que no entra en la comprensión de ninguna cabeza lógica excepto en la del propio Nadal, claro, un verdadero campeón en muchos aspectos del juego pero, sobre todo, en su espíritu competitivo, en sus ganas de ir por más. Siempre. Eso también lo hace único.
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