El delito fue cometido hace un año, cuando la víctima estaba en la vereda de su casa, con su celular y se extendieron las medidas para cautelar el proceso, hasta que se fije la fecha del debate público.
En una audiencia que tuvo lugar este martes, La Unidad Fiscal de Robos y Hurtos II, encabezada por Pedro Gallo, solicitó que se prorroguen por tres meses las medidas cautelares de menor intensidad que viene cumpliendo un sujeto acusado de sustraerle el teléfono celular a un joven, tras abordarlo en la puerta de su vivienda mientras se encontraba con dos amigos y amenazarlo con un arma fuego. Sucedió el 7 de julio del año pasado, en el Barrio 76 viviendas de la capital.
El juez actuante resolvió aceptar parcialmente lo requerido por el Ministerio Público Fiscal y ordenó la prórroga de las medidas por el plazo de dos meses. Algunas de ellas son la prohibición de realizar cualquier acto que pueda obstaculizar el descubrimiento de la verdad; la obligación de permanecer a disposición del Colegio de Jueces y concurrir a todas las citaciones; y la prohibición de acercamiento y contacto por cualquier medio a un radio no menor a 500 metros respecto de la víctima y su domicilio.
La auxiliar de fiscal, María José Agüero, precisó que el pasado 6 de abril se llevó a cabo la audiencia de control de acusación y admisibilidad de la prueba, donde se aprobó la elevación de la causa a juicio oral y público, y ahora sólo resta aguardar que se establezca la fecha del debate. Por otro lado, señaló que el MPF pretende una pena de siete años de prisión por considerarlo presunto coautor del delito de robo agravado con arma de fuego de operatividad no acreditada.
La teoría del caso
El 7 de julio del 2021, a las 12:30 del mediodía, un joven se encontraba junto a dos amigos en la vereda de su casa, en el Barrio 76 viviendas de San Miguel de Tucumán, cuando el imputado arribó al lugar en una moto conducida por un sujeto no identificado. El acusado descendió del rodado, apuntó a la víctima a la altura de las costillas con un arma de fuego tipo revólver, mientras le exigía que le entregara el celular que tenía en sus manos.
Al resistirse, el imputado lo tomó del brazo y le colocó el arma en la cabeza mientras le decía violentamente que le dé el teléfono. Todo eso mientras el sujeto que lo aguardaba en la motocicleta le gritaba “¡metele, metele!”. Finalmente, el delincuente logró quitarle el celular, volvió al rodado y se dio a la fuga junto a su cómplice.