OSOGFOHOS5HGDE6XFLJZB33H5M

Michael Jackson cumpliría hoy, 29 de agosto, 64 años. La máxima estrella del pop de los años ’80, talentoso cantante, un bailarín inigualable y un maestro en manejar su negocio artístico, falleció el 25 de junio de 2009, a los 50 años a causa de una sobredosis de propofol, un anestésico.

Para la crítica fue el artista negro más importante de la historia, superando largamente a Louis Armstrong, en popularidad. Considerado el Rey del Pop, estuvo a la altura de Elvis Presley o los Beatles.

Alcanzó el tercer lugar en ventas de discos en la historia de la industria discográfica, con 350 millones de placas con sólo once discos lanzados, entre los que sobresale Music and Me (1973), Off The Wall (1979), que vendió 20 millones de placas, y Thriller (1982), que ganó ocho premios Grammy. Su último trabajo discográfico fue Invincible (2001).

Michael Jackson en la fiesta de cumpleanos de Elizabeth Taylor, en 1997. Foto: Reuter
Michael Jackson en la fiesta de cumpleanos de Elizabeth Taylor, en 1997

Fue centro de controversias especialmente en materia judicial con denuncias, sobre todo en la etapa final de su vida, por abusos sexual y a las que no siempre pudo responder de manera fehaciente; tuvo dos procesos importantes en 2003 y 2004 de los que fue declarado inocente.

Estas situaciones no sólo repercutieron en su carrera artística con una cantidad de conciertos suspendidos sino también en su salud. Sus últimas dos giras, Invincible World Tour (2000-2001) y This Is It (2009-2010) fueron canceladas.

La metamorfosis de Michael Jackson: ¿estaba obsesionado por cambiar el color de su piel o sufría de vitiligo?

Mientras se convertía en el artista más vendido de su tiempo, Jackson se transformaba. La gente que lo había acompañado en su carrera hasta Thriller no estaba más. Sus excentricidades se convirtieron en algo más peligroso. Primero fueron las cirugías. Ese joven con una simpatía natural se convirtió en el hombre de plástico, sin facciones (y literalmente sin nariz). Luego sus gastos, los problemas económicos; también los errores en la carrera, la búsqueda desesperada, estéril por superar Thriller, yendo tras el gusto del público (aunque lo que hoy se perciben como discos no tan exitosos vendieron treinta millones de copias, como Bad y Dangerous); luego los falsos matrimonios, los hijos diseñados; y, por supuesto, los delitos aberrantes, los abusos a menores.

Dentro de ese panorama, el aspecto que más llamaba la atención y que provocaba mayores comentarios fueron sus cambios físicos. Hoy Michael Jackson hubiera cumplido 64 años. Nadie puede asegurar cómo se vería. Es imposible predecir cuál hubiera sido la progresión de su metamorfosis.

Las intervenciones estéticas, la desaparición de la nariz, la barbilla que se cincelaba mes a mes. Y, por supuesto, el cambio de color en la piel. Su progresiva palidez, su emblanquecimiento, fue motivo de rumores y juicios durante años.

En septiembre del 2001, Michael se presentó en el Madison Square Garden celebrando sus 30 años como solista. El ataque a las Torres Gemelas lo encontró en Nueva York. Dos de sus invitados especiales fueron Elizabeth Taylor y Marlon Brando, otros dos personajes de estatura mitológica en el mundo del espectáculo. Apenas se produjo el impacto del segundo avión, alguien llamó a Jackson y le informó que Estados Unidos estaba bajo ataque. El cantante pensó que una celebridad como él era un objetivo posible. Intentó salir de Nueva York. Pretendía utilizar un avión privado pero le informaron que eso era imposible: el cielo estaba cerrado.

Michael Jackson junto a Elizabeth Taylor y Marlon Brando escaparon de Nueva York tras los atentados del 9/11. La historia dio lugar a verisones y hasta a una película televisiva que generó tanta controversia que nunca fue exhibida (Photo by Barry King/WireImage)
Michael Jackson junto a Elizabeth Taylor y Marlon Brando escaparon de Nueva York tras los atentados del 9/11. La historia dio lugar a verisones y hasta a una película televisiva que generó tanta controversia que nunca fue exhibida

Por la televisión llegaban las imágenes de la tragedia. El horror se apoderó de la población. Al principio no se entendía qué pasaba. Era como una película catástrofe pero ocurriendo a pocas cuadras de allí. Se sucedían los atentados, parecía el inicio del fin. En Nueva York esa sensación fue mucho peor. Las sirenas, el polvo, el humo, el hedor y la desesperación.

Las tres estrellas seguían los acontecimientos por televisión. Todo el dinero del mundo, el poder, las influencias y la fama, no les aseguran estar resguardados en ese momento. La paranoia de los tres, muy musculosa, alcanza en esas horas límites estratosféricos. Ni siquiera se acercaban a la ventana. Luego de unas pocas cavilaciones decidieron emprender una fuga. La fuga más extraña de todos los tiempos.

El Rey del Pop, puso el auto y el chofer. Pasó a buscar a los otros dos por sus hoteles. Querían salir de Nueva York a toda costa. Ir a un lugar seguro, si es que existiera (por esas horas todo era incertidumbre). Decidieron refugiarse en Neverland.

Así fue como Michael Jackson, Elizabeth Taylor y Marlon Brando se alejaron del desastre en limousine. Hay quienes desmienten la existencia de este viaje, de esta pierna de personajes míticos tratando de resguardarse. Otros prefieren creer. Esta historia merece ser cierta. Tiene algún ingrediente más. Brando a cada rato pedía parar. La próstata lo traicionaba y su estómago lo exigía. Cada unos cientos de kilómetros necesitaba comer algo. En cada parada bajaban los tres a estirar las piernas. Los empleados de algún Kentucky Fried Chicken perdido en una ruta provincial o de algún MacDonald de un pueblo alejado del ruido nunca olvidarán el momento en que estos mitos estrafalarios (Jackson y su aspecto extraño, Brando y su gordura, Taylor y sus pelos parados y ese garbo fuera de época) ingresaron al local casi vacío en el que los pocos que estaban (empleados y clientes) sólo prestaban atención a lo que decían la radio y los canales de noticias.

Hace unos años, alguien hizo lo inevitable. Llevó a la pantalla este episodio. Como es incierto cómo sucedieron los hechos, se convirtió en un capítulo de una serie que se llamó Urban Myths, Mitos Urbanos.

Brian Cox, el actor que después triunfó con Succession interpretó a Marlon y Stockard Channing a Liz Taylor. El parecido físico que se logró a través de la caracterización fue notable. La polémica se produjo por el elegido para hacer de Michael: el actor inglés Joseph Fiennes. Cuando alguien expresó una queja los productores dijeron que, el Michael del Siglo XXI sin duda tenía la piel blanca.

Las polémicas y las acusaciones de Whitewashing (cuando un actor blanco interpreta a alguien de otra raza) escalaron a toda velocidad. Tanto que el capítulo no fue emitido.

Cuando les reclamaban que a Michael lo debía interpretar un afroamericano, los responsables de la serie sostenían que el Michael que ellos retrataban no parecía afroamericano, que no tenía ni el color ni los rasgos característicos.

Hubo quienes sostuvieron y explicaron que la raza no sólo tiene que ver con el color de la piel de alguien.