Cuenta Karina Mazzocco que cuando desembarcó en la pantalla de América con A la tarde, jamás imaginaba este presente. El programa se armó en medio de la reestructuración del canal, con la salida de Fabián Doman y el paso de Alejandro Fantino a la noche.
Pasó poco más de un año y Karina se encuentra en un lugar de conductora integral, animándose a decir todo lo que piensa y comprometida con las historias de vida que bucean en los grandes secretos familiares. Cuestiones vinculadas a la identidad, a la herencia, que busca destapar el “de eso no se habla” y que le valieron unas cuantas críticas de sus colegas, de las que se defendió a capa y espada.
Karina conecta este presente con aquella revolución que significó De a dos, que recuerda como el primer programa que en la televisión abierta se propuso hablar de sexo con libertad y de manera inclusiva. “A medida que pasa el tiempo, lo veo cada vez más importante”, destaca con orgullo. Siente que aportó su granito de arena para destapar tabúes y lograr objetivos de máxima, como el matrimonio igualitario.
En ambos casos, la conductora tuvo que liberar sus propios miedos y animarse a cruzar barreras. Su educación en un colegio de monjas, lo poco que se hablaba de sexo en las familias, la reticencia a la polémica mediática, la necesidad imperiosa de decir lo que piensa. Un combo de sensaciones que afloraron y que la ubican hoy en un lugar de plenitud profesional y personal. Y todo esto sin perder la elegancia y marcando tendencia en cada uno de sus looks, algo con lo que también tuvo que amigarse.
—¿Costó ser linda en algún momento?
—Uff. Mira vos Tati, ¿así vamos a arrancar? Sí, te metiste con una frase que fue tema durante mucho tiempo en mi terapia. No es que me costó ser linda, a mí me dolía ser linda. Lo llevé como una carga mucho tiempo.
—¿Por qué?
—No lo sé, porque todavía es algo en lo que sigo trabajando, pero durante mucho tiempo padecí la belleza. Te diría que en esta etapa de la vida en la que estoy, que son los gloriosos 50, traen consigo un montón de cosas espectaculares. También hay que lidiar con otras y aceptar el paso del tiempo. Pero empecé a disfrutar de mi belleza te diría que no hace mucho.
—¿Había que demostrar más?
—Tiene que ver con un mandato que las mujeres estamos logrando romper y me siento protagonista de esta nueva parte de la historia. Antes, ser linda era un abridor de puertas, pero te la cobraban. Si eras linda no podías ser ninguna otra cosa. Ahora estamos en otro momento de nuestra historia, en donde las mujeres estamos más amigas con todo lo que tiene que ver con la feminidad. Estamos más cercanas, somos más compañeras. Y eso me gusta mucho.
—Y nos defendemos entre nosotras también. En algún momento era tabú la edad de las mujeres: no podemos crecer, no podemos envejecer.
—Es tal cual lo decís. Y hay otra cosa ligada a la edad: cuando digo que voy a cumplir 53 me dicen que estoy bárbara. ¿Y si no estuviera bárbara? ¿Qué pasa con la madurez de la mujer? Es un tema en el que tenemos que trabajar un montón porque es inevitable. Y si no te amigás con eso, cagaste.
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CÓMO FUE LA COBARDE AGRESIÓN DE FANÁTICOS DE L-GANTE A PERIODISTAS DE AMÉRICA
Minutos más tarde, el periodista de América apostado en el móvil junto al abogado de L-Gante contó los detalles de la cobarde agresión.
«En un momento apareció un encapuchado y me pegó una trompada en la cabeza«, describió el cronista de A la Tarde.
«Ahí empezaron a decir ‘dejen de ensuciar al pibe’, y nos empiezan a pegar a todos. Incluso a Cipolla, que se quedó atónito porque no podía creer la situación», continuó.
«Yo no creo que sea gente de Elián, conocidos de L-Gante. Era un grupo de siete u ocho encapuchados que aparecieron de una calle de tierra. Una vez que me pegaron un par de trompadas empezaron a gritar ‘dejen de ensuciar al pibe’«, cerró.