¿Cómo se narra la despedida de un periodista como Mascetti?, nos preguntábamos entre colegas. Presentando y cubriendo noticias, César Mascetti no caía en estridencias pero también era un maestro de la calidez. Si queremos narrar su despedida será inevitable pedirle algo de esa magia para lograr el balance exacto que mostraba él para informar sin alarmar, contar sin exagerar y siempre ser periodista sin por eso -o justamente por eso- dejar de ser humano.
Es un día soleado en San Pedro y el cementerio no se percibe lúgubre sino un lugar de despedida. Encontrar la bóveda donde descansará Mascetti no es difícil. Todos los trabajadores saben cuál es, pero además, está recién pintada. “Hace unas semanas mandó a prepararla”, explica Diego, que fue su casero, y no cuenta más, no porque no quiere sino porque no puede, desarmado por la emoción.
La ceremonia comenzará a las 11. Al lugar, desde temprano y desde Buenos Aires, llegaron los móviles de televisión, de radio y de algunos portales. Hay muchos periodistas. Están los que vienen a cubrir la noticia y que sin conocerlo lo conocieron. Entre los que salen al aire en vivo; está Gustavo Tubio, periodista histórico de El Trece. Narra, y cuando narra trata de no quebrar en llanto porque no habla de un desconocido sino de alguien que lo formó y que fue maestro. Fuera del aire las palabras se le mezclan. Trabajó con César, como colega comparte datos y como hombre que lo conoció, se quiebra.

Mezclados entre colegas y vecinos se ve a Tuny Kollman y Gustavo Sylvestre: ambos recuerdan al compañero generoso y leal, por eso será Sylvestre el que, un rato después gritará “¡Vamos César!”, y arrancará los aplausos.
Entre los que sienten la alegría de haberlo conocido mezclada con la tristeza de no disfrutarlo nunca más se lo ve a Roberto Mayo, hoy director general de Noticias de Telefe. Hace casi 30 años y con solo 20 años era el productor ejecutivo de Telenoche. César y Mónica pronto pusieron bajo su ala a ese muchacho tan apasionado como talentoso que cargaba con una historia familiar compleja. Establecieron un vínculo más fuerte que el profesional, se hicieron familia.
Cuando hace tres semanas en la clínica confirmaron que ya no había nada para hacer, Mayo cumplió su promesa y ayudó a César a pasar las últimas horas en su lugar en el mundo, en San Pedro y mirando el río. El dolor que transmite su mirada no es el del productor exitoso que lidera con sus noticieros todos los ratings sino el de un hijo que despide a su padre. Cuando los móviles busquen el testimonio de Mónica, accederá como productor pero como ese hijo amoroso y “sin papeles” enseguida indicará: “Muchachos, ya está”.

La presencia pequeña pero gigante de Mónica Cahen D’Anvers, su compañera por 44 años, la mujer a la que amó interminablemente, es la que más conmueve. Se la ve fuerte en su debilidad. Lleva un saco negro y una polera blanca, quizás esos colores simbolizan el momento. El luto y la luminosidad. La pena y la pureza de un amor que marcó su vida. “Quiero decir gracias por esto, gracias por todo esto”, dice y no dice más. No es necesario.
Junto a ella sosteniéndola en el abrazo están sus hijos, Vane y Sandra Mihanovich. Ellos también despiden a ese hombre al que llamaban Tata. Son esos hijos los que sostienen a su madre, cuando la ceremonia comienza y el sacerdote recuerda esas palabras del Evangelio donde Jesús dice “Vengan a Mí los que están afligidos y agobiados”.
¿Cómo se narra la despedida de un periodista como Mascetti?, nos seguimos preguntando entre colegas. ¿Qué contamos? Que se ven cuatro coronas de flores. Una enviada por Milena Zapata y Ricardo Ravanelli, sus históricos productores de Canal 13, otra de la Municipalidad de San Pedro, una de Darío Turovelzky, de Telefe, y una última de “los compañeros de Telenoche y TN”. Y no hay más, ni de autoridades, ni de políticos, empresarios o gerentes.
Sobre el cajón no se ven desangeladas ofrendas florales sino rosas recién cortadas en La Campiña, el emprendimiento de Mónica y César, ese lugar donde eran felices. Hay otros dos ramitos de flores, uno con una tarjeta que dice “Gracias” y un dibujito donde una letra pequeña asegura “No soy Sol pero puedo serlo”.
Después de las palabras del sacerdote, Sandra se vuelve entera en su pena y lee lo que ese hombre al que quiso como un padre escribió unos días antes sabiendo que la despedida se acercaba: “Me estoy muriendo en San Pedro, rodeado de duraznos en flor y de naranjos que esperan su turno para dejar caer sus pétalos…”
Junto al féretro hay dos canastos con palomas, que recuerdan la gran pasión del periodista por estas aves. Casi siempre muy ruidosas permanecen en silencio, como si supieran a quién despiden. Cuando Sandra termina, las liberan: cruzan el cielo y estallan los aplausos. Porque eso también ayuda a la despedida.

“Vale llorar”, nos dice Sandra, y entonces la familia entona: “Yo te canto de corazón, yo te canto con mi voz. Y si me falta el corazón y la voz es que en el cielo estamos los dos”, cambia el último verso. Y la realidad no cambia, pero con música pareciera que duele menos.
Terminan las palabras, las canciones, pero siguen los abrazos y las lágrimas. Se ve a Santiago Soldati, a Martina de Estrada Láinez, la madre del polista Adolfo Cambiasso, pero también se ven vecinos que repiten la palabra “calidez” y la definición “buen tipo” para describir al periodista.
“Me estoy muriendo junto a la mujer que amo”, la emotiva carta de César Mascetti que leyó Sandra Mihanovich
Este martes, falleció el destacado periodista César Mascetti, a los 80 años. Y esta mañana, su familia y amigos lo despidieron en San Pedro, el lugar que él había elegido para vivir en los últimos años con su pareja, Mónica Cahen D´Anvers, luego de retirarse de la televisión.
En una emotiva ceremonia, una de las que tomó la palabra fue Sandra Mihanovich, la hija de Mónica, quien leyó la última carta que había escrito Mascetti. “Me estoy muriendo en San Pedro, rodeado de durazneros en flor y de naranjos que esperan su turno para dejar caer sus pétalos e inundarnos a todos de perfume. Estoy en el medio del campo, caminando con mis perros, que perciben desde hace días lo que va a pasar”, comenzó expresando la cantante.
Y continuó trasmitiendo las palabras de César: “Estoy mirando el río, escuchando las campanas que escuchaban mis abuelos, estoy por ver volar a las palomas que cubrirán el cielo como todas las tardecitas. Dentro de poco me llevarán con ellas para enseñarme el camino. Me estoy muriendo en San Pedro a los 80 años, donde siempre quise morir junto a la mujer que amo, abrazado a mi familia, ¿qué más puedo pedir? Me estoy muriendo en paz, con la satisfacción del deber cumplido. César, 12 de septiembre, 2022″. Acto seguido, hubo una suelta de palomas en su honor.
