Los turistas que vacacionaron durante la década del ´90 en Mar del Plata tienen una imagen imborrable: al salir de la Ruta 2, atravesar la Avenida Constitución y llegar a la rotonda de la costa emergía la figura de un barco abandonado y oxidado que estuvo a la vista durante varios años hasta que literalmente se lo “tragó” la marea y al que todos apodaron “El barco fantasma de Mar del Plata”.
Se trata del buque Marcelina de Ciriza, que estaba amarrado en el Puerto de Mar del Plata y el 20 de junio de 1991 cortó sus calabrotes a causa de las intensas lluvias y el fuerte viento que generó la cola de un huracán que azotó Mar del Plata y que dejó medio centenar de heridos y decenas de casas sin techo.
Este barco de gran porte y 90 metros de eslora enfrentó olas de 10 metros de altura, una marejada sin igual e incluso superó durante su navegación “a ciegas” la zona de Cabo Corrientes, en la que hubiera resultado lógico que se estrellara por la fisonomía geográfica del lugar. Si bien este suceso ocurrió por causas naturales no faltó la teoría conspirativa de más de un lugareño que había asegurado que al buque “le cortaron las amarras a propósito”.