Apenas una semana separa a la Argentina de unas elecciones presidenciales que pueden marcar un antes y un después en la historia democrática nacional, frente a la posibilidad concreta de que un «recién llegado» a la política, como el candidato libertario Javier Milei, sin estructura partidaria ni mucho menos experiencia de gestión, se alce con la victoria.
Con mayor o menor holgura, Milei lidera numerosas encuestas sobre intención de voto en el tramo final de la campaña proselitista, después de su ruidoso éxito en las primarias de agosto pasado. Si bien ese triunfo de La Libertad Avanza (LLA) hace dos meses generó una efervescencia electoral que en cierta medida se aplacó en las últimas semanas, el economista y diputado nacional de derecha se mantiene como el gran favorito de cara a los comicios generales del 22 de octubre próximo.
Su discurso corrosivo contra la política tradicional y su amplio abanico de propuestas disruptivas, como la dolarización del sistema monetario doméstico y el llamado «plan motosierra» para lidiar con el elefantino gasto público en la Argentina, permearon rápidamente -como queda en evidencia- en una sociedad disgustada con el rol del Estado y su (no) capacidad para resolver los problemas más acuciantes. En ese universo de desencantados supo pescar Milei para convertirse en el candidato que mejor logró nutrirse del «voto bronca» contra el Gobierno y la clase dirigente en general.
Este escenario encuentra hoy al líder libertario sintiéndose ganador con vistas a las elecciones de la semana que viene, por delante el ministro de Economía y aspirante presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, y de la contrincante de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich, que pugnan por forzar a Milei a competir en un balotaje el 19 de noviembre próximo: es decir, persiguen como objetivo inicial evitar que el ganador de las PASO se imponga ahora en primera vuelta.
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Ambos, tanto Massa como Bullrich, cada uno siguiendo su libreto, se esforzaron en los últimos días por interpelar a los moderados y a los indecisos, reclamándoles que voten de manera razonada, mientras de un lado y del otro de la «grieta» (¿sigue existiendo?) insisten en que Milei representa, como mínimo, «un salto al vacío». De cualquier modo, en LLA reina el optimismo.
«Nuestra expectativa es intentar acercarnos a los 40 puntos», dijo a Noticias Argentinas una fuente de ese espacio. «Si se puede ganar en primera vuelta, genial; si no, quedar lo más cerca posible», agregó. En caso de ir a un balotaje, en el entorno de Milei entienden que el rival sería Massa en esa instancia: «A Juntos por el Cambio lo vemos tercero cómodo», aseguran.
De todas maneras, con respecto a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en LLA saben que tienen que reforzar el trabajo de fiscalización. «Se están anotando muchos voluntarios, que se van a sumar a las estructuras existentes», dijo la fuente consultada por NA. En este sentido, se espera que militantes gremiales vinculados a Luis Barrionuevo también se encarguen de «cuidar» las boletas de Milei, tras el acercamiento del dirigente libertario al experimentado líder sindical de los gastronómicos: confirmado por ambos, incluso.
Ese trato, por cierto, abrió un flanco en la muralla discursiva del fundador de LLA por el cual sus contrincantes políticos en los últimos días lograron filtrar una serie de dardos envenenados hacia la figura del estridente economista. «A muchos votantes de Milei, a muchos chicos sobre todo, el pacto con Barrionuevo los corrió de eje, porque acordó con la casta más rancia el manejo de los planes sociales a cambio de fiscalización«, remarcó una fuente del bullrichismo en diálogo con esta agencia. «Pactó con el diablo, metió dentro de su espacio a la peor casta», insistió.
Rodríguez Larreta, un nuevo «patricio» para el ejército de Bullrich
«Con Barrionuevo se desdibujó, creo que ahí Milei pierde», dijo también. Por otra parte, valoró la incorporación del alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, al equipo de un eventual Gobierno de Bullrich: sería su jefe de Gabinete. «La gente nos pedía que estuviéramos juntos y ahora estamos juntos. Nosotros tuvimos que atravesar una interna para definir un liderazgo y ahora es bueno que Horacio se comprometa más, porque si hay algo bueno que tiene Horacio es su capacidad de gestión», indicó.
«Estamos transitando un momento de incertidumbre y de locura como país, y la racionalidad de Horacio se combina con el liderazgo, la determinación y el coraje de Patricia. Horacio va a ser el hacedor de los cambios que Patricia viene a implementar en el país«, remarcó. La misma fuente dijo que la ve «creciendo paso a paso» a Bullrich y «entrando cómoda al balotaje». Además, consideró que, por el lado del oficialismo, el affaire de Martín Insaurralde y el caso de Julio «Chocolate» Rigau deberían hacer mella en la performance electoral de Massa, de igual manera que los disparatados niveles de inflación que se registran en la Argentina.
Para los próximos días se espera que Bullrich insista en la importancia de contar con equipos de trabajo, musculatura política y dirigentes capacitados y con experiencia de gestión para llevar adelante las transformaciones que, según su criterio, la Argentina necesita. «Este es un momento terminal, no es momento para improvisados», enfatizó la fuente cercana a la ex ministra de Seguridad de la Nación consultada por NA.
A propósito del escándalo en torno de Insaurralde y su empalagoso viaje de placer junto a la modelo Sofía Clerici en un yate por el mar Mediterráneo, en el entorno de Bullrich evalúan la posibilidad de montar el acto central de cierre de campaña esta semana en el distrito bonaerense de Lomas de Zamora, pago chico del ex jefe de Gabinete provincial. Desde allí, la candidata presidencial de JxC podría enarbolar un fuerte discurso contra la corrupción, entre otros asuntos.
Massa, por su parte, está previsto que se muestre junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, el próximo martes en el estadio del club Arsenal, en Sarandí, para festejar el Día de la Lealtad peronista, antes de completar sus recorridas proselitistas «en el interior, en alguna fábrica, junto a trabajadores», dijo a Noticias Argentinas una fuente cercana a UxP.
De ese modo el titular del Palacio de Hacienda cerraría su campaña. «La idea de nuestro espacio es mostrar a Massa en un rol ejecutivo, en plena acción y explicando las medidas que se anunciaron y las que están por venir en busca de aliviar el sufrimiento de la gente«, agregó la fuente del entorno oficialista consultada por esta agencia. «Estamos trabajando sobre el concepto de la responsabilidad, frente a la irresponsabilidad de otros dirigentes políticos, con sus frases incendiarias que hicieron disparar el dólar ‘blue'», agregó, en referencia a Milei y a su aspirante a la Jefatura de Gobierno porteña, Ramiro Marra.
«Vamos a seguir mostrando a un Massa federalista y también a insistir con la idea de la unidad nacional, de hacer un Gobierno con los mejores», acotó. «Y sobre todo, un Massa mostrando hechos concretos y del lado de los trabajadores», remarcó. «En este momento Massa está marcando su impronta, su centralidad y su capacidad de liderazgo. Y todo lo que venimos haciendo refleja cómo sería un Gobierno con Massa como presidente«, completó la fuente consultada por esta agencia.
En este marco, tanto Massa como Bullrich, sobre todo después de la incorporación de Rodríguez Larreta como nuevo «patricio» de su ejército electoral, insistirán esta semana en la búsqueda de los votantes más moderados que aún dudan a quién respaldar el próximo domingo en las urnas. A juzgar por numerosas encuestas, uno de los dos quedará finalmente en el camino, mientras que el restante enfrentaría a Milei en un eventual balotaje, salvo que la «ola violeta» termine de sacudir los cimientos de la política tradicional argentina con un histórico triunfo libertario este 22 de octubre. El cierre de campaña nacional de LLA será el miércoles que viene en el estadio Movistar Arena, en el barrio de Villa Crespo, en la Capital Federal.
Finalmente, en donde sí se espera, de momento, que haya segunda vuelta es en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, el aspirante de JxC a la Jefatura de Gobierno, Jorge Macri, debería superar el 50 por ciento de los votos («la mitad más uno») para ganar en primera instancia. Leandro Santoro, de UxP, y el libertario Marra pelean por terminar en segundo lugar y estirar el suspenso en los comicios porteños.