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La campaña presidencial del candidato radical en 1983, Raúl Alfonsín, es considerada como la primera moderna, por haber introducido elementos de la publicidad y haber organizado su mensaje en base a un equipo de profesionales del sector.

El gesto de las manos unidas, las calcomanías con la sigla RA y la sonrisa del hombre bonachón no fueron ideas surgidas al azar para impulsar la postulación del oriundo de Chascomús, sino que se trató de elementos diseños y pensados en un importante equipo de campaña que lo rodeó.

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«El diferencial de la campaña de Alfonsín con campañas anteriores y con la del PJ era el equipo profesional que tenía alrededor para ver la campaña como un todo», explicó el responsable de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Unión Cívica Radical, Leandro Giacobone.

En diálogo con Noticias Argentinas, el bibliotecólogo detalló que «la primera etapa de la campaña tuvo más que ver con la interna entre Alfonsín y (Fernando) De la Rúa y era muy voluntariosa, con un lenguaje muy antiguo».

«Los afiches de esa primera etapa eran más rústicos, por un tema económico. Había un exceso de voluntarismo», indicó el especialista, quien recordó que en las recorridas que hacía el entonces candidato presidencial en cada punto del país había un lema distinto con un formato propio, a elección de cada referente local.

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Sin embargo, la campaña de Alfonsín pegó un salto de calidad, en contenido y en difusión, con la incorporación de un equipo de profesionales: los publicistas Gabriel Dreyfuss y David Ratto y el productor televisivo Eduardo Metzger supieron adaptar el mensaje a los nuevos tiempos, ya que había pasado una década desde el último proceso electoral antes de la dictadura militar.

«Ahí se notó la importancia de tener una unidad de concepción y se decidió unificar tipografía, colores, fotos de Alfonsín. En la primera parte de la campaña se había mostrado a un Alfonsín más enojado, y en el segundo tramo se explotó la figura más paternal, con sonrisas, el apretón de manos», expresó Giacobone.

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Así fue como surgieron las calcomanías con la sigla RA, uno de los aspectos más recordados de aquella campaña y que aún hoy pueden verse en algunos autos que sobreviven al paso del tiempo, y los carteles: todo con el impulso de Dreyfuss y Ratto.

Por su parte, Metzger se encargó de «aprovechar la cuestión audiovisual» mediante los spots publicitarios.

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De esta manera, se «conjugó la parte tradicional, como las volanteadas, afiches y pintadas, con la parte audiovisual y gráfica de un equipo de profesionales».

Pero formato sin contenido no hubiese servido para el líder radical, por lo que también se rodeó de «un equipo más de discurso, integrado por filósofos y sociólogos, que ayudaban en el armado de los textos para los actos y los spots».

El valor de la figura de Alfonsín se vio así potenciada y pudo llegar a cada rincón del país, de manera que pudo ganar ampliamente en los comicios del 30 de octubre de 1983, que le dieron paso a la democracia tras siete años de dictadura militar.

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